Casi sin esperarlo, me he visto
envuelto en la extraña afición, de coleccionar arenas del mundo. Coleccionar no
es acumular, sino atesorar pequeñas conquistas previamente seleccionadas con un
motivo concreto.
Hay numerosos coleccionistas de
arenas del mundo, incluso diversas asociaciones internacionales e incluso dos museos mundiales dedicados a este tema. Yo mismo,
pertenezco a varias de estas organizaciones.
Cada coleccionista tiene una meta
diferente. La mía consiste en tener arena de cada país del mundo, de volcanes,
glaciares, ríos, playas, desiertos y lagos principalmente. También, de cada
composición diferente, como volcánica, foraminífera, coralífera, magnetita, olivina,
etc. pero la mía tiene algo más allá
de todo esto. Liga las arenas a los lugares vividos, a los acontecimientos
históricos relevantes y a las extensiones en cierto modo, de mis puntos
cardinales abarcados. Son una nueva forma de viajar que satisface en gran parte
mis ansias de viaje y me facilitan el contacto con gente interesante de lejanos
lugares
No hay comentarios:
Publicar un comentario