domingo, 31 de mayo de 2015

"No seas burro"

Pobre burro, debe trabajar duro y se le utiliza para insultar a las personas. Sin embargo, presta un gran servicio al ser humano.

Es animal de carga, de transporte, de tiro y de carreras. Aporta trabajo, carne y leche. Es empleado para trabajar bajo tierra, en las minas, para sacar agua, girando en una noria e incluso, para mover molinos. 

En algunos países, aún se le utiliza para arar, trillar, transportar y subir materiales de construcción.

Participa en concursos de tiro, hace de taxi e incluso sirve para levantar sonrisas en la doma ecuestre.

Es recurso involuntario de dichos, proverbios y refranes. Se le utiliza como símbolo de un partido político, e incluso ha sido modesto personaje de obras literarias, como el burro de Sancho Panza o el tierno Platero.

El propio Niño Jesús, nació en un establo, con un burro, como símbolo de la modestia y viajó en burro. Incluso, el Domingo de Ramos, sale un paso muy querido por los niños: El de la borriquilla.

Asno, garañón, borrico, jumento, rucho, guarán, pollino, onagro,... son muchos los sustantivos por los que se le conoce, pero siempre está ligado a la modestia de sus adjetivos.

"No seas burro", "hacer el burro" "vuelta la burra al trigo", "esto es una burrada". Todo carga en negativo para esta especie animal.

Y yo les tengo cariño. Recuerdo los paseos en la Plaza de España de Sevilla, en un carrito tirado por un burro, o los paseos en el campo, en un burro con angarillas, o "haciendo el burro" montado en una burra enana, que me coceaba, si pasaba por detrás, o me mordía, si lo hacía por delante.

Animales modestos y sufridos donde los haya, han debido servir a otros de dos patas, que los han maltratado, matado de hambre, sobre explotado y finalmente, vendido para carne de leones de circo.

Hoy, los burros están en desuso, por mor de la mecanización del campo y se encuentran en peligro de extinción. Por eso, hay en España, incluso una asociación para evitar que desaparezcan.

Ya he dicho en otras ocasiones, que viajo a través del mundo, con una organización internacional, que me pone en contacto con cientos de hogares, donde puedo alojarme.

En las fichas informativas, aparece la foto de la casa, los componentes de la familia y sus características singulares.

En muchos casos, se trata de familias con profundas convicciones ecologistas y de proteccionismo animal. Así, hay quienes se dedican a proteger la fauna salvaje, o quien tiene todo tipo de animales de "utilidad" en granja, o como mascotas de compañía: perros, gatos, conejos, aves, peces, ardillas, ... y cerdos, alpacas e incluso, burros.

Recientemente, he leído la ficha de una familia de Italia. Tienen dos burros, como animales de compañía. Lo realmente notorio, es que se ve una foto con dos asnos en el salón de su casa y frente a una biblioteca. 

Hum...,  mucho debemos espabilar en España, pues el "Informe Pisa", no deja muy bien al sistema educativo español. 

Nuestros políticos, debieran hacer un pacto de educación, que dé estabilidad en nuestras aulas.

¡No vaya a ser, que nos veamos superados por una especie animal, tan trabajadora como denostada.

"Como el burro, tocaste la flauta por casualidad"
"Muerto el burro, la cebada al rabo"
"El burro delante, pa que no se espante"
"Hay quien busca el burro y está sentado sobre él"
"La carne de burro no es transparente"
"Quien no te conozca, que te compre"
"Ningún burro tropieza dos veces en la misma piedra"
  






































                               El burro es el símbolo del Partido Demócrata en los EEUU





La raja del culo

Una amiga, refinada, culta, vital y educada, se alarmó cuando supo que titularía así un artículo. Decía que mejor no lo hiciera, pero si me decidía a ello, que lo encabezara como la “Raya del pompis”

De hacerla caso, habría quedado menos escatológico, más prudente y que ella me perdone, más cursi. 

Hay veces, en que se debe ser seco, decidido y contundente, llamando las cosas por su nombre más directo.

No espere sin embargo el lector, que me explaye en una relación de improperios de mal gusto, porque he recibido una educación de cuna, que me condiciona en lo más profundo de mi corteza cerebral.

Tómense por tanto estas letras, como un desafío; como un ejercicio literario, para decir lo que sea menester, sin sobrepasar la línea roja que pudiera herir sensibilidades de personas, como la de mi bienintencionada amiga.

Llamase raja del culo, a la hendidura que separa los glúteos mayores, permitiendo la independencia móvil de cada pierna, albergando la salida del tubo digestivo y según el género masculino o femenino, prolongándose con lo que puede imaginarse quien recorra estas líneas.

Varones, mujeres y el resto de los sexos oficialmente reconocidos por boletín oficial, son portadores de semejante hendidura; ya sean nobles de alcurnia, ricachones, muertos de hambre o representantes de la sufrida clase media.

¡Ay del pobre que no posea semejante invento anatómico, pues de él será la desgracia!

Sufrida parte de la anatomía, no parece a priori ser objeto de lucimiento generalizado, si bien algunos colectivos, irisados o no, nudistas de afición o gentes de alegre sambódromo, no tengan preocupación en mostrar la raya citada.

De tal modo, que una intervención quirúrgica de la zona, pareciera más una operación estética, que la corrección  de una molesta patología.

La raja del culo, es denostada y a veces humillada, utilizando para ello, verbos como tomar, dar y recibir, lo que evidencia, salvados determinados casos considerados lúdicos, una muestra de mal gusto y una injusticia con tan noble parte anatómica.

Por la "raya del pompis", pasan a lo largo de la vida, toneladas de detritus y nos salva de una muerte segura; alivia tensiones que nos facilita el bienestar; soporta el roce de varios árboles, transformados en kilómetros de higiénico papel; expele volúmenes gaseosos de diversa consideración y sonoridad y nos recuerda, con su abnegado servicio, su bien ganada "imprescindibilidad".  Sí, ya sé que esta palabra no existe, pero ¿no cree el lector, que no se merece esta rayita, que la admita la RAE?   
  
Porque la raja del culo, alivia a curas y seglares; políticos y malandrines; militares y civiles; científicos y patanes; gorricatetos de pana y señoritos de cuello blanco; mozalbetes y vejestorios; artistas y artesanos; estrechos y desparramados; reprimidos y lenguaraces; robaperas, concejalillos, alcalducos, diputadines, senadores y cenadores; trincaprebendas, quéhaydelomíos, tuercebotas; tocapelotas de barrio; banqueros e hipotecados; solteros, solteras y solteres; reyes y plebeyos; sindicalistas y empresarios; puñoconrosas y gavioteros de parlamento y trena y hasta el más sublime monarca, incluso de la pérfida Albión, necesita desahogarse a eimpty satisfaction.

Tal parte sin embargo, no goza del privilegio de la canción o de la poesía, porque su escatológica postura, no facilita su devoción. Pero reconózcase, rediez, que hasta católicos, ortodoxos, protestantes, anglicanos, amish, budistas, animistas y los de turbante, burka y exaltación, tienen en este punto una misma visión.

Es cierto que la raja del culo, es con frecuencia de extraña función, por usarse a contramano, es decir, en mala dirección: lavativas, supositorios, colonoscopio, dedito de prostática diagnosis y qué sé yo; más los verbos ya citados, y el porteo de drogas, vaya por Dios.

No soy yo poeta que me precie; no soy yo pintor de fino pincel y mejor arte; no soy quien sepa escribir con el arte que merece la raja del culo.

¿Pero es que no hay nadie, que le haga una oda, le pinte un trazo hiperrealista, expresionista, cubista, o cualquier ista más?

¿Es que nadie se atreve a exaltar como se merece, tamaña hendidura que tantos servicios da y consigue el consenso de la totalidad del género humano? 

Notas del autor.

Esta prosa no ha sido más que el ejercicio de un escribiente aficionado, tratando de una escabrosa parte, sin caer en lo chabacano, haciendo esgrima palabrera, para demostrar, que de cualquier tema, con ironía, imaginación y habilidad para desplazarse por la frontera del mal gusto y el refinado comportar, se puede escribir un artículo. 

Sé que no ganaré por ello un premio literario, pero ha servido para distraer la mañana de un jubilleta, hacerte tal vez sonreír, pero sobre todo, para demostrar a mi amiga que la raja del culo, suena mejor que la raya del pompis.

El blog permite a su titular, conocer las entradas según el tiempo y el país de procedencia de los lectores. 

Considere, quien haya leído este artículo, que el autor se  ha permitido una pequeña licencia literaria, "escrita en b" para observar la reacción de los lectores



sábado, 30 de mayo de 2015

El silencio del cuerpo

Hay quien define la salud como "un estado fisiológico, que no augura nada bueno"

El saber popular, ha transmitido durante generaciones, numerosos refranes acerca de la salud y la enfermedad:

"Nadie quiere más la salud, que el enfermo"
"Más vale prevenir que curar"
"El bien y el mal, a la cara salen"
"La salud no es conocida, hasta que es perdida"
"A quien le duele, le duele"
"Mal encubierto, pronto tocarán a muerte"
"Más vale no enfermar, que sanar",
Etc, etc, etc.

Recientemente, he oído una definición de salud, que me ha gustado sobremanera:

"La salud, es el silencio del cuerpo"

Quiere decir, que cuando el cuerpo está sano, nos olvidamos de la existencia de nuestros órganos, que sólo "gritan" en nuestra mente, cuando les afecta el dolor y la enfermedad.

Así, no nos acordamos de la dentadura, si no tenemos un dolor, ni de nuestras articulaciones, si no tenemos una claudicación, o de nuestra próstata, si no tenemos un problema de micción.

Esto no es siempre así, pues hay "enfermedades silenciosas", que traicionan nuestro cuerpo, hasta que ya es tarde; el glaucoma, por poner un ejemplo..

A veces, nuestra falta de mentalidad preventiva, nuestra estresante actividad profesional nuestro temor a enfrentarnos a una posible enfermedad, hace que nos mantengamos sordos al ruido del cuerpo y sólo, cuanto los gritos son tan sonoros, como tardíos, prestamos nuestros tímpanos a la fatalidad.