sábado, 17 de febrero de 2024

LA SONRISA HOLANDESA

 17 de Febrero. 

Bianca, holandesa; 58 años, mujer hermosa de mirada turquesa y sonrisa fácil. Viaje de amor de madre; de besos a Sidney, su hija de Erasmus.

Yo, pasado de calendarios, aún de espalda derecha, sonrisa fácil, mirada pícara y corazón noble. 

Ambos treneabamos la via férrea, al Santander de  los sentimientos, siendo los mios, evocaciones del pasado y visitas de bata blanca, para alejar el destino, del marmolillo final, en el jardín de los calladitos.

Cuatro horas, cuatro, de intensas charlas del vivir, de complicidades, entre desconocidos, en lengua ajena a las nuestras. 

Cuatro horas, cuatro, hermosas y divertidas; prefiriendo el hanbre del "sincomer", al silencio de la soledad.

Fin de trayecto. Un adiós y dos caminos. El mío, a un frio hotel, porque mi ciudad ya no es la mía y mi hogar, ya no está en el norte.

Rostros de la calle que me suenan. Comercios que ya no están. La vida sigue y Santander que fue, se desdibuja inexorablemente, hacia "mi ciudad invisible"

Me quedan los recuerdos y la dulce mirada de Bianca, una preciosa holandesa, que sonrió a un "viejo España", con más pasado que futuro, llenando de "vida mi vida", cada tic tac del camino