miércoles, 29 de abril de 2015

Tomasa

En dos artículos anteriores, "El mercenario" y "Tres uniformes", relataba temas colaterales de guerra.

Hoy deseo abordar, la historia de Tomasa, una consecuencia más de la Guerra Civil española.

El nombre de la mujer es ficticio, pero ella es real. Ella misma me ha relatado su vida. 

Nacida en un pueblo andaluz, es la menor de 6 hermanos. 

 Sus padres eran maquis, en la posguerra española. Una aciaga tarde, los capturaron en su casa y los fusilaron delante de sus hijos.

Tomasa tenía 3 años

Para evitar que los hijos mantuvieran las ideas paternas, fueron separados entre sí y enviados a hospicios diferentes, para que nunca más pudieran verse.

Tomasa tuvo que trabajar en la institución, desde los 8 hasta los 18 años, edad en la que tuvo que vivir por su cuenta.

Trabajó en el hospicio, haciendo flores de plástico, soldando púas de tocadiscos, bordando y zurciendo 

Con 13 años, sufrió abusos sexuales dentro de la institución, siendo víctima de lo que nuestro Papa Francisco, denomina "Una misa negra", y quedó marcada por ello.

Pero Tomasa era una superviviente nata. Luchó por salir adelante, forjó su carácter e hizo como los polluelos en el nido: estirar el cuello y piar fuerte.

Trabajó en una guisquería y finalmente, volvió al hospicio pidiendo ayuda.

Un día más tarde, estaba empleada de sirvienta de una casa.

Una vez, la siguió un apuesto joven mientras volvía de la lechería. Dejó derramar la leche y éste acudió en su ayuda, venciendo su timidez.

Hubo boda y vivieron unos felices años, hasta que la muerte se cruzó nuevamente en su camino.

Un camión mató a su marido, mientras hacía ciclismo.

Nuevamente, quedó sola, pero con tres pequeños que alimentar.

Trabajó en una fábrica de hilaturas hasta que decidió ser vendedora. Compraba y vendía en sus ratos libres y le fue bien.

Gracias a la ayuda de un buen samaritano, localizó cada uno de sus 5 hermanos, que ya adultos, se reencontraron y mantienen una buena relación, aunque estén geográficamente dispersos.

"Consiguió" que la despidieran de la fábrica y el juez determinó que era un despido improcedente. Con la indemnización, compró una furgoneta y se dedicó de lleno a la compraventa.

Acudía a las subastas de decomiso, en lotes cerrados y ocultos, jugando el azar la oportunidad o no de negocio.

Tuvo suerte, pues un empleado, le informaba previamente de los lotes a pujar y el precio máximo a ofrecer. Siempre acertaba, aunque como ella me dijo "no le salía gratis"

Se le cruzó un francés en el camino, que era atento y le proporcionó bienestar, aunque no le quería.

Tras 6 años de matrimonio, se divorció. Desde entonces y con los hijos independizados, vive sola y con una economía aceptable.

Tomasa es baja y vivaracha. Como ella dice, le faltan 30 cm y le sobran 30 años, pero lo que le han sobrado, son las cornadas que le ha dado la vida.

Es guapilla, simpática, despierta y buscavidas; chalatana, con gracejo del sur y acento afrancesado.

Superadas las amarguras, su vida, ha tenido un final casi feliz.

No sabemos qué habría sido de ella y de sus hermanos, si sus padres, con seis hijos en la casa, hubieran dado más importancia a la familia que a los ideales.

No puedo ni debo juzgarles.





lunes, 27 de abril de 2015

Nyon

Ha sido el último día ginebrino de este viaje. Quedan atrás dos intensas semanas atendiendo a dos intensos nietos.

Entre actos y a sol puesto, he recorrido buena parte de la ribera del lago; Léman, por supuesto.

En esta región, se encuentran las sedes de numerosos organismos internacionales, como la ONU, ACNUR y la Cruz Roja, por ejemplo.

Estas organizaciones, tienen hoy una mención especial; no en vano, Nepal se ha teñido de luto y hay sangre, oscuridad, llanto y miedo.

Y mientras la muerte se desparrama, en Nepal, aquí en Suiza, la bella y melancólica albura de invierno, se ha roto en colores florales.

Hay orden, limpieza y belleza por doquier.

Los jardines se han maquillado de alegría. Los tulipanes y los narcisos lucen espléndidos en los parterres, mientras cerezos kanzan y amonagawa, tiñen de rosa los parques y las impresionantes glicinias, invaden de lila y aroma el paisaje.

Las grandes mansiones, miran al lago, por el que numerosas anátidas, pasean sus plumas por el agua. Entre ellas, las inmaculados cisnes mudos, lucen cuellos hermosos e incluso, deleitan los paseantes con potentes y majestuosos vuelos.

La juventud, la media edad y algún que otro canoso, patina, corre, o pedalea y resopla la ribera lacustre.

La mente y el cuerpo, se colman de oxígeno y crece la sensación de bienestar y felicidad.

Nyon es una pequeña población, tan perfecta como acogedora. Duerme en una colina que besa el lago. En su cima, se yergue hermoso un pequeño castillo que enseñorea el lugar.

Es ciudad colmada de internacionales que pasean matrículas de Cuerpo Diplomático.

Durante el paseo, pude comprobar cómo varios plataneros, habían comido literalmente, antiguas farolas de alumbrado.

Un reloj de sol, marca la hora y hace reflexionar a quien lee su mensaje: 
"Si me miras demasiado, pierdes tu tiempo"

Un hermoso paseo de despedida de un gran país. No es hasta nunca, sino hasta luego, pues mientras haya hijos y nietos en esta tierra, volveré reiteradamente, para hacer familia.

 

 
















 








 





 

domingo, 26 de abril de 2015

La mano de Dios

Admiro las artes en la mayoría de sus expresiones, ya sea la pintura, la escultura o la música, por citar alguna. 

Son la sublime expresión del ser humano.

Pero me entusiasma, me conmueve y me empequeñece la obra de Dios.

Nunca la mano del hombre, podrá mejorarla.

Los suizos, son pueblo culto. Solo Ginebra, tiene más de una veintena de museos. En estos días, he visitado dos. Hoy he estado en el Museo de Historia Natural.

Se trata de un edificio de 4 plantas, sin las pretensiones gigantescas de su homónimo de Nueva York, pero también con una gran calidad y excelente planificación.

He disfrutado mucho. Los biotopos están muy conseguidos. Hay una excelente presentación, didáctica y amable para todos, especialmente para los jóvenes estudiantes.

El recorrido es muy agradable, en un entorno acogedor, con diversos lugares para sentarse y consultar libros del museo. Y lo más importante, con numerosos padres, explicando a sus hijos cada detalle de lo expuesto. Es pues, un museo vivo, que introduce fácilmente a los menores, en los secretos de la Naturaleza.

No todo es perfecto. Algunas piezas de taxidermia, son muy antiguas y no de excelente factura, pero la gran mayoría de ellas, son de muy buena calidad.

No se observa un corte en sección de una gran secuoya, como en Nueva York, por ejemplo, pero hay una de un árbol petrificado de Arizona.

El museo consta de varias zonas: Fauna regional, fauna exótica, mineralogía e historia del hombre.

Destacan una tortuga viva con dos cabezas, una presentación de minerales semipreciosos y una magnífica sala con minerales fluorescentes.

En definitiva, un excelente museo, didáctico y atractivo, que hace las delicias de los que se interesan por la Naturaleza. Un museo a ver, en una ciudad que se debe conocer.