sábado, 29 de mayo de 2021

La atalaya de la verdad

Hace tiempo, vivía en las brumas del norte y me refugiaba en el hogar, con olor a leña y un té en mis manos. 

Tenia un lugar, al que llamaba el "rincón de la verdad". Allí abría las puertas del alma y escribía ideas, sueños, recuerdos y sentimientos.

Algunos lectores, más herméticos en su ser, no siempre comprendían que escribiera con una cristalina mirada de la vida.

Todos los seres humanos, encerramos en nuestro interior, las sombras de las emociones, las vivencias menos afortunadas y las páginas emborronadas de nuestra vida. Unos se atormentan escondiendo la negritud de sus conciencias y otros barren sus problemas, con la luz y el aire limpio al abrir su corazón. No somos por ello mejores o peores, sino diferentes en la búsqueda de la felicidad.

He cambiado mi antiguo rincón del norte, por la atalaya del sur, desde la que diviso el Mediterráneo en todo su esplendor. 

Mar y viento; sol y nubes; amaneceres y ocasos; horizontes nítidos o difusos; aguas a veces turquesas o tenebrosas, otrora anaranjadas o plateadas por la luz de los astros,... un mundo hermoso, que serena, sobrecoge o eleva el alma hacia la espiritualidad.

La brisa, las olas, los veleros pintando el horizonte, las aves escribiendo en el cielo..., no distraen mis pensamientos, sino que los fomentan y los afloran al ozono de la vida.

Escribo de nuevo con una mirada limpia, desde mi atalaya del sur, mi nuevo rincón de la verdad, entre gaviotas y humildes gorriones, entre la azul cúpula de una iglesia católica y la dorada de otra ortodoxa.

Escribo otra vez, con la sabiduría del tiempo vivido y el sueño cierto de un futuro sereno, con una mirada dulce y una franca sonrisa

 


lunes, 17 de mayo de 2021

Mar y viento

 Mar y viento; gaviotas paseando el cielo; espuma en la orilla; veleros jugando; gama de azules; luces y transparencias; Mediterráneo.

Caminos sinuosos, entre montañas: campos de azahar, campos que conocen el sudor; poesía escrita en el paisaje, por la mano del hombre.

Tierra caliente, cargada de historia; regada de sangre; tierra de campanarios, con huellas musulmanas.

Tierra de acogida; de pieles obscuras del sur; de pieles blancas del norte; unos que vienen por pan y trabajo; otros que buscan luz y sosiego.

Sudor y glucógeno unos; vinos y rosas otros; sangre joven del sur; cuerpos cansados del norte.

Recuerdos de oasis y camellos; de dátiles, té verde y yerbabuena y de trópicos sin inviernos, con estaciones secas o lluviosas. 

Evocaciones de gélidas tierras del norte; de veranos fugaces; de renos y alces; de lagos abundantes; de sol de medianoche; de consuelos de alcohol y eternas noches.

El norte y el sur confluyen en el Mediterráneo, en un paisaje agreste, de agradecida tierra, que ofrece sabores calentados al sol; que acoge y alegra a los hambrientos de pan y luz, con mar y viento