Las imágenes invaden el alma y
arrancan emociones, transmiten belleza, inspiran ternura, levantan pasiones, remueven
consciencias, revolucionan las masas y a nadie dejan indiferente.
Yo no soy ajeno a sus
influencias, ni me cierro a ellas; antes al contrario, soy un amante de los
encuadres, los enfoques, los colores, las luces y las sombras que se plasman en
un papel o en una pantalla.
No soy un técnico consumado, pero
sí me considero con gusto, criterio y perspicacia, para hacer un buen encuadre,
seleccionar un buen enfoque y sobre todo, para fotografiar el alma de una
persona. Captar las emociones, he aquí mi mayor placer de fotógrafo.
Si el lector lo desea, puede proporcionarme retratos suyos y si procede, puedo pintarla e incluirla en esta galería.
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