viernes, 31 de julio de 2015

Cornada de burro

Me he formado profesionalmente, en salud pública. Además, he asistido a numerosos cursos de prevención de riesgos profesionales, de primeros auxilios e incluso, de prevención y de extinción de incendios.

No es pues extraño, que tenga una mentalidad previsora y que vaya por el mundo con precaución.

Fiel al lema "Antes morir que perder la vida", me he cuidado de peligrosos descuidos y riesgos innecesarios.

No siempre ha sido así, pues he tenido percances de carretera, he tentado la suerte en África y sentido el escalofrío de quien de forma estúpida, ha puesto inconscientemente, su vida en grave peligro.

Es verdad que un solo error, te puede llevar a la muerte, pero afortunadamente, la suerte y mi trabajador ángel de la guarda, me han protegido hasta ahora; especialmente, en mis años jóvenes.

Verme en el suelo, bajo los cuernos de una vaca brava, caerme en una rimaya de varios metros en los Pirineos, intentar cruzar a nado un lago con cascotes de hielo, conducir excesivamente rápido, adentrarme en la selva intrincada sin conocer el medio ni medir sus consecuencias o acercarme al cráter de un volcán activo, fueron "minutos adrenalina" que pudieron ser "momentos esquela". 

Con los años, mido más mis posibilidades físicas; conozco mejor mis limitaciones y tengo la experiencia de quien ha bordeado algún que otro precipicio.

También aprendo de las malas experiencias ajenas, una opción inteligente, que no mucha gente tiene en cuenta. 

En mi dilatada vida, he visto caer personas que se cruzaron en mi camino.

En mi adolescencia, supe de un suicidio de un ganadero sevillano conocido de mi padre. Años más tarde, del ahogamiento de una amiga, del accidente de coche de un primo, de la sobredosis de una vecina, de los cánceres de un adorador del sol y de un persistente fumador, de la desaparición de un antiguo compañero periodista en la India y de un sospechoso accidente con aroma de asesinato en un acantilado de la Costa del Sol. Ello, sin contar las muertes en la cama, de quienes no quisieron hacerse revisiones médicas de acuerdo con los protocolos de prevención.

Hace años, un compañero de trabajo, me dijo que era demasiado precavido y que moriría de "cornada de burro", como indicándome que veía el peligro por doquier. El comentario vino, por desear eliminar de un horno mufla y de varias estufas del laboratorio, algunas dotaciones de amianto.

Lo cierto, es que el amianto es cancerígeno y que las estadísticas demuestran un alto riesgo de padecer cáncer de pulmón.

Años más tarde, supe de la existencia de amianto en los hornos antiguos de panaderos y como responsable de seguridad alimentaria, inicié un proceso para acabar con dicho problema.

Sé que tengo una mala esquina esperándome. En algún lugar y en alguna fatídica hoja de calendario, me espera el momento negro. pero mientras, miro, prevengo y cuido en lo posible, mi seguridad, la de mi familia y la de cualquier ser humano que pueda ayudar.

Lo dicho, "cornada de burro"


 

jueves, 30 de julio de 2015

La cima del mundo

Hoy 30 de julio de 2015, he llegado a mi particular cima del mundo. Han sido meses de ardua tarea, escribiendo cada artículo, para interesarte por mi trabajo y atraparte en las redes de mi imaginación.

Por fin he obtenido mi premio.

No era una meta material, sino la superación de un reto, de ocupar mi tiempo personal, de disfrutar encadenando ideas y palabras para conectar contigo.

He aprendido mucho. Incluso, he debido repasar la gramática española y sufrir, como de pequeño, con el laísmo, el leísmo, el complemento directo y el indirecto. ¡Qué horror! 

Siempre se me atragantaron estos conceptos, hasta llegar a la conclusión, de que mi ADN es defectuoso para el aprendizaje del inglés y lo ya citado en mi propio idioma.

Al revisar los artículos más leídos, he comprobado que son quizás los mejores que he escrito o aquellos en los que figuran mis fotos personales más llamativas.Tal vez, unos se fijen en la supuesta calidad de mis trabajos y otros, tengan tan solo la curiosidad sobre mi, no como escritor, sino como persona.

Los trabajos más vistos por orden de cita, han sido:

                      Presentación del blog. 7 de enero de 2015
                      Una saga hermosa. 17 de febrero de 2015
                      Bosnia. 8ª parte. Banja Luka. 10 de julio de 2015 
                      La pasión de viajar. Fotografías del autor. 10 de marzo de 2015
                      Bosnia. 7ª parte. El parto de Charly. 8 de julio de 2015
                      Isla de la Reunión.¿Milagro de Nôtre Dames des Laves? 15 de marzo de 2015
                      Bosnia. 6ª parte. El lago de la alegría. 7 de marzo de 2015
                      Ciudadanos del mundo. 12 de mayo de 2015
                      Crónicas marruecas. Décima parte.28 de enero de 2015
                      Las mil caras del autor. 28 de julio de 2015

Si por las estadísticas del blog, he sabido los artículos que más leen mis lectores, he podido incluso, intuir sus países de origen.

 "Alguien dijo, que las estadísticas son al científico, lo que la farola al borracho, pues no iluminan, pero sirven para apoyarse."

Elucubraciones, al fin y al cabo, si tenemos en cuenta, las ubicaciones geográficas de mis nuevos lectores: Filipinas,Tailandia, Guatemala, Bosnia, Rumanía, Georgia, Armenia y Croacia.

Volviendo a la cima. Los auténticos escaladores, los de piolet y cordada. los que realmente luchan contra la adversidad por su momento de gloria personal, llegan exhaustos y a veces, con miembros congelados.

Los escaladores virtuales, como yo, podemos alcanzar el objetivo, intelectualmente agotados, pero físicamente sanos, pues yo no soy de la época Romántica, para elevarme sobre la espuma de la creatividad y la pasión, marchando de este mundo a lo Mariano José de Larra.

Me ha sabido a poco. Necesitaré nuevos retos y nuevos caminos, con días de selva, arena o nieve, en distintos hemisferios y paralelos.

Gracias lector, por elevarme metro a metro hasta mi particular cima del mundo. Ya tengo a mi modo, el Everest que quise alcanzar.

Bebamos juntos una copa de virtual champagne y sigamos juntos por la senda de la literatura

Escalando mi cima virtual

Mapamundi con la procedencia geográfica de mis lectores

El autor del blog. 1969. En la base del Monte Perdido. Los Pirineos
Un escalador auténtico encarando el Everest
Hacia la cima del mundo









Los primeros seres humanos que escalaron el Everest: Tenzing Norgay y Edmund Hillary


Gracias lector, por ayudarme a subir a mi Everest literario













Mi viaje a la muerte

Reposaba en las tibias aguas de la bañera. 

Me parecía flotar en el seno materno. 

Sentía un gran bienestar, en la desnudez de mi libertad y de mi intimidad.

Por un momento, me transporté a la madrugada de mi nacimiento, cuando inicié mi viaje a la vida .... y a la muerte.

Paseé mi niñez por los paisajes de Sevilla, la ciudad de mi querencia, ya tan lejana y abandonada por mí.

Llegué a la adolescencia y acumulé vivencias, ilusiones, decepciones y cicatrices.

Alcancé la plenitud de mis 25 años y empezó el declinar de mis capacidades, como arde lentamente el papel, oxidándose, tornándose amarillento, sin llama, e imparable hacia su final.

Cabalgué por las verdes praderas de la vida, subí pletórico las montañas, sentí deslizarse la arena bajo mis pisadas de desierto y el calor del sol, la humedad y el frío del invierno en mi piel

Reí y reí mucho. 

Pero también lloré por miedo real, desesperanza y desamor.

Puse en riesgo mi vida, de forma involuntaria, aunque con un apunte de inconsciencia juvenil.

Fundé una familia, bajo la tormenta de la vida y entregué en ello mi afán y mi pasión.

Me alejaba de mi nacimiento en cada paso y cada día. 

Caminaba al futuro pisando el presente, como quien busca el inalcanzable arco iris del horizonte, para tocarlo con las manos.

Y mientras miraba al infinito, sufría torceduras, cicatrices de piel y de sentimientos, desgastes de amor y carencias de ilusiones soñadas.

Perdí en parte el sabor de las cosas pequeñas y de las emociones de los grandes momentos.

No siempre pude disfrutar de los 5 sentidos de la vida, ni siempre supe ver el Sentido de la vida escrito en mayúsculas.

Parecía que mi brújula había perdido el norte y erraba sin dirección determinada por la vaguedad del mundo.

Solo una inercia, de responsabilidad paterna y de sudor de comida.

Lloraron muchas nubes, calentaron muchos soles y viajaron muchas maletas.

Los hijos marcharon y con ellos, las exigencias de la vida diaria y las risas del camino.

Me eché la mochila al hombro y castigué los pies.

Vi muchos paisajes, abracé mucha gente y sentí muchas mejillas.

Cada etapa, dejaba algo de sentimiento y un día menos de vida.

Porque no te engañes,

"La salud es un estado fisiológico, que no augura nada bueno"


Caminaba por la necesidad de marchar, de ir a no sé dónde o tal vez, por dar la espalda al pasado, como la mariposa, que pierde las escamas de sus alas, a quemarse en la luz del sol, en busca de su final.

Consciente de mi personal canto del cisne y sabiendo que ya he vivido lo mejor de mi camino, he desafiado un desierto de sol implacable y amenazantes cuchillos de intolerancia; me he acercado al fuego de un volcán en erupción, oyendo sus estruendos, oliendo su azufre y subyugado por las caprichosas lenguas de fuego.

Tengo miedo a la muerte. ¡Cómo no tenerlo! Pero más temo la muerte en vida, 

Camino a la muerte, como todos. Pero lo hago con el pecho abierto, ligero de equipaje, aunque con el pesado lastre de la historia. Como todos.

Mientras, hago un Carpe Diem, viviendo cada momento, sorbiendo cada néctar del camino, cerrando los ojos de sentimiento, ante un abrazo sincero y hermoso, despojado de la ambición pasada, perdonando a mis ofensores en espera de la reciprocidad; pero sin olvidar las afrentas, ni  desear retornar a viejas y olvidadas encrucijadas.

Busco una sonrisa,un abrazo franco y una mirada hermosa y solidaria.

Y mientras, sigo mi viaje a la muerte, para al  entregar mi vida, hacer un "Pablo Neruda", cuando dijo "Padre, confieso que he vivido"

Y cuando eso ocurra, cuando se cumpla lo que dijo Einstein, de que la energía no se destruye, sino que se transforma, no sé que será ni de mi cuerpo ni de mi alma.

Tal vez, incinerado y depositadas mis cenizas junto a los restos de mis seres queridos o liberadas a las espumas del río en su último viaje al mar o tal vez, lo más deseable, enterradas en un lugar hermoso, al pié de un gran árbol, para vivir en sus raíces y dar esplendor a sus hojas en cada primavera.

 














  

Entre bichos

Desde bien pequeño, he "disfrutado" de todo tipo de fauna. Los años 50, en Andalucía, eran tiempos de grandes poblaciones de insectos y por ende, de sus predadores naturales.

Las farolas de Sevilla, se llenaban de una ingente masa negra, de millones de mosquitos. 

Miles de grillos "cantaban el insomnio" de las sufridas noches tórridas, húmedas y pegajosas de la canícula veraniega.

 Los vencejos, las golondrinas y los murciélagos, volaban los cielos ahítos por el diario festín de insectos.

Los pilones eran pequeños hábitats de renacuajos, larvas de mosquitos y de libélulas, mientras las sanguijuelas, se movían a latigazos, en busca del incauto que bebiera o metiera sus manos en el agua.

Las ranas croaban felices ante la abundante dieta de las charcas, contrapunto de la escasez que sufríamos tras la postguerra, pues no fue hasta 1952, cuando se suprimió la cartilla de racionamiento.

Las garrapatas acechaban a cualquier mamífero que rozara las altos pastos, para fijarse en su piel, succionando su sangre y transmitiendo la babesiosis.

Los chinchorros en el campo, las chinches y las pulgas, vivían su pequeño paraíso, consecuencia de la falta de higiene, la humedad y el calor, de un país atrasado y con hambre.

La prudencia no aconsejaba levantar piedras en los pedregales de la sierra o de las dehesas, pues eran frecuentes las mordeduras de víboras y las picaduras de escorpiones.

Los lugareños metían piaras de pavos en los infestados campos de alacranes, para aminorar su presencia..

Las culebras del campo agradecían la abundancia de anfibios y proliferaban por doquier. No era extraño, que incluso entraran en las jaulas de pájaros domésticos y se tomaran un plumado postre. 

El paludismo era parte del paisaje y algo había que hacer.

Se desecaron humedales, plantando además sobre ellos, numerosos eucaliptos, que dada su avidez por el agua, contribuyeron al saneamiento del campo.

Llegó el DDT y luego el dieldrin y el aldrín.

Miles de hectáreas de marisma, de hierbas altas, tierras cenagosas y altas temperaturas, fueron tratadas con insecticidas, sin tener en cuenta la contaminación del entorno.

Tras la fumigación con avionetas, cientos de verdes culebras marismeñas, salían a los caminos de tierra, siendo pasto de las ruedas de los vehículos. Recuerdo una tarde, que en menos de una hora de coche, rodamos sobre casi un centenar de ellas.

Algunas veces, se producían accidentes de avionetas por chocar con los tendidos eléctricos o muertes río abajo, de animales que bebían agua contaminada por lavado de envases de insecticidas.

Era preciso invertir la situación, pero la inexperiencia y la escasez de formación, provocó contaminación y notoria pérdida de biodiversidad, concepto entonces, absolutamente desconocido.

Décadas más tarde, aún contenemos en nuestros organismos restos de DDT, pero los campos y las ciudades están más habitables, aunque haya habido un claro descenso de fauna insectívora y se hayan producido desequilibrios ecológicos.

He viajado frecuentemente por países menos desarrollados y he encontrado por doquier los viejos problemas sufridos en mi infancia.

En Mauritania, el problema fundamental, era la gran proliferación de moscas, por las graves carencias de higiene medioambiental. No así de mosquitos, pues la vida en el desierto, no es proclive a su desarrollo larvario. 

Recuerdo que al descansar en la arena del desierto,se mostraba un rico ecosistema de pequeños seres vivientes. Me preguntaba de donde salían tantas moscas, arañas, lagartos y serpientes. 

Una vez, un sudor frío, recorrió mi cuerpo. Estuve muy cerca de ser mordido por una víbora cornuda. De no haber sido por el rápido movimiento de un amigo saharahui, me habría mordido con fatales consecuencias. 

No es de extrañar, que una madrugada, me levantara aterrorizado en mi cama, allá en Nouadhibou. Había sentido una aguda mordedura en el pié y había temido lo peor. En realidad, era Rommel, mi feneco o zorro del desierto, que se había metido en mi cama y jugaba con mis dedos.

Todo un inesperado mundo, para quien pasa de largo, sin observar el paisaje con la quietud del sosiego.

En 1996, estaba sentado en el borde de la cama en un hotel de Tegucigalpa, en Honduras. Noté de reojo una especie de mancha negra que se acercaba por detrás, sobre las albas sábanas. Dí un respingo y enfoqué visualmente el problema. era una gigantesca araña que maté violentamente. Más tarde, busqué y rebusqué por toda la habitación, la presencia de más arañas.

La vida en el desierto, es menos agobiante que en la selva. En aquél, puede haber alguna alimaña bajo la arena, pero la amplitud de los horizontes, te permite ver el peligro a distancia.

No ocurre lo mismo en las sabanas o en las selvas. La altura de la maleza, no te permite ver lo que pulula debajo de tus rodillas. 

En la selva de Sao Tomé é Príncipe, hay dos riesgos a prevenir: la cobra preta y una araña. La picadura de ambas, puede provocar la muerte de la infortunada víctima.

No tengas miedo, me decían. Si no te acercas a ellas, no te atacan. Al parecer, la distancia mínima de seguridad, era de un metro. La cuestión era saber dónde estaban, cuando avanzabas por la selva, con  altos pastos y densos ramajes.

Debo confesar, que la selva es tan atractiva como traicionera.

Vivir en ella, es ser presa de la histeria. Aprendes, por ejemplo, que en la época de lluvia, las alimañas pueden aparecer en sitios no habituales. Es lógico, pues las copiosas lluvias, encharcan las tierras y las serpientes, por ejemplo, salen de su hábitat natural.

Pero no son solo las especies venenosas de mordedura mortal. Son también, los millones de mosquitos, ávidos de sangre, que te llenan de ronchas y te pueden transmitir el virus del chikungunya, la malaria o el dengue, por ejemplo.

Al recorrer la salvaje silvestre región de la Casamance, en el sur de Senegal, recordé lo que me decía André, mi antiguo cocinero de Mauritania. Cada año, varios compatriotas suyos, morían por mordedura de serpiente, mientras faenaban en el campo, machete en mano.

Recuerdo que un día más tarde, llegué a la capital de Guinea Bissau. Ya alojado en una casa junto a un camping, sufrí un gran sobresalto. Un enorme y negro escorpión, estaba en la ducha de la casa. En aquél momento, no me preocupó la escasa limpieza del difusor de la ducha.

 En África, uno se olvida, ¡qué remedio!, de los riesgos de la legionella; eso es para nosotros lo occidentales. Allí, el riesgo, es más inmediato.

En la Isla de la Reunión, el gran bicho, estaba en el mar. 

Años atrás, el campeón del mundo de submarinismo, había escrito un libro titulado "Mi amigo el tiburón" y un amigo suyo, se lo comió. Esta semana, un campeón del mundo de surf, estuvo a punto de ser devorado por un tiburón en Sudáfrica, mientras televisaban su actuación en un campeonato.

En menos de un mes una joven de 18 años y un adolescente de 13 años, fueron atacados y murieron, por tiburones buldog, que llegan hasta la misma orilla del mar e incluso remontan por las desembocaduras de los ríos.

Durante mi estancia en aquella isla, no fui atacado por tiburones, pues sencillamente, no me metí en el mar. 

Sin embargo, fui sometido al tenaz ataque de miles de mosquitos tigre, que parecen equipados con un martillo neumático muy eficaz. Repelentes,insecticidas, telas mosquiteras, chaquetas mosquiteras, daba igual. De lunes a viernes, durante dos semanas, recibía una media de 40 picaduras diarias, con sus correspondientes habones de exasperante picor. Y menos mal, que todo se quedó en la molestia y no sufrí una enfermedad infecciosa.

Más recientemente, en Bosnia, he sufrido numerosas picaduras de mosquitos, pero no eran tigre y al menos las molestias fueron más llevaderas.

A quien pagó conmigo la hipoteca de casa, le encanta madrugar, abrir las ventanas, sentir el aire fresco de la mañana, sentirse renovada y marchar al trabajo.

Esta madrugada. cumplió su ancestral rito, sin dejar puestas las mosquiteras de las ventanas.

Cuando disfrutaba en la cama del placer de la jubilación, sentí varios picores de piel. Un molesto hiiiiiiiii mosquitero, confirmó mis temores y tuve que levantarme de la cama, con desazón.

Para aprovechar el tiempo, fui al jardín, recorrí la senda del goloso, entre los frambuesos y el seto de la casa. Limpié con mi cara las telarañas de la noche, mientras recogía las frambuesas para que ella las comiera en su descanso laboral. Mientras, iba apartando chinches del campo, tijeretas y arañas diversas. Al menos, las abejas aún no habían iniciado su jornada laboral.

¡Qué bonitos es vivir, aunque sea un sinvivir!


Mosquito común
                                                            Mosquito tigre

                              Mi tobillo con picaduras de mosquito tigre en la Isla de la Reunión

Rana Perezzi
                                                           Aves insectívoras
                                                                Murciélago



                                                             Fumigación aérea
Cobra preta
Víbora cornuda
                                                                 Feneco
                                         Rommel, mi zorro del desierto, de bebé y de adulto

Escorpión en Guinea Bissau














martes, 28 de julio de 2015

Las mil caras del autor



He vivido mucho e intensamente. Guardo testimonios gráficos de los grandes momentos personales, en unas cajas y en mi corazón.

Mi blog ha generado bastante interés en España y en otros muchos países. Es natural que los lectores, especialmente los que son asiduos a mis artículos, sientan curiosidad por ponerme cara, pues les transmito mis ideas y mis sentimientos.

He abierto la caja de los recuerdos y he seleccionado momentos gráficos de mi vida. Luego, le he proporcionado algo de color, destacando lo relevante.

Ya he dicho en otras ocasiones, que cuando viajo a un país, me sumerjo en su humanidad, acompasando mi corazón al de sus gentes. Ello no siempre es fácil. 

A la dificultad del idioma y las diferencias sociales, religiosas o culturales, se une la natural desconfianza de los lugareños por los desconocidos.

Por una u otra razón, casi siempre he terminado por conectar con la gente llana de cada país. 

Bien es verdad, que a veces, mis contactos profesionales u organizaciones de intercambio cultural que utilizo, me han abierto muchas puertas.

En cualquier caso, luego he tenido que ganarme sus corazones.


En una empresa pesquera francesa. 1971
Montaje de un avión en vuelo y una foto mía nadando a mariposa en 1976
Con un tocado que me clocó un compañero de estudios de Jordania. Lyon, Francia. Verano de 1971
Con mis sobrinos. Cantabria. 2002
Con un terno de Guinea Bissau. 2012
Con un pañuelo a la usanza sahariana. 2014
Con chilaba. Marruecos, 2015

De visita a una fragata española. 2013
En un matadero de Cantabria. 2012
Museo de Ciencias Naturales de Ginebra. 2015

Con mi amigo Bayaty Babu. Senegal. 2010
Mi sombra en la isla de la Reunión. 2015

                                          Con un ave de presa. Ólvega. Verano de 2014
                                                       En Bosnia. julio de 2015
                                                                        2012
                                                                      2011
                                                             Nueva York. 2010
Marruecos, 2015
                                                                Senegal, 2010
España entre dos guerras. Cementerio de Arlington. Washington 2010
Sao Tomé é Príncipe. 2012
                       Sao Tomé é Príncipe. Con un saotomense de origen caboverdiano. 2012
                                                     Sao Tomé é Príncipe. 2012
Sobre un caballo leipziano. Bosnia, 2015

                                                                Cantabria. 2015 
                                                            Nueva York. 2014
                                  Con la perra Quinoa. Quebec, Canadá. Diciembre, 2013
                                             En la sede de la ONU de Ginebra. 2015
                                 Con una calavera fosilizada de tortuga. Marruecos. 2015
                                              Camino de Sidi Ifni. Marruecos. 2015
Nueva York. USA. 2014
Nueva York. 2014
                                     Con un marchante de fósiles. Marruecos. 2014
                                            A bordo de un barco en la isla de la Reunión. 2015
                                                        Isla de la Reunión. 2015