miércoles, 8 de julio de 2015

Bosnia. 7ª parte. El parto de Charly

Anoche nos entregamos al relax, al amor del fuego. Hacia calor, pero se agradecían las llamas, para ahuyentar los mosquitos del bosque.

Cansado y satisfechos por una excelente jornada, observe que Charly, una de las perras estaba inquieta barruntando el parto de sus cachorros. Durante el día se había acurrucado contra mi e incluso me lamió expresando una ternura casi exclusiva de una madre.

Comprendí lo que pasaba. Ya en la cama, vino a nuestra cabaña buscando el cobijo en un momento culminante de su vida: la maternidad. David, ajeno al problema y preocupado por sus alergias, la puso en el jardín.

No me quede tranquilo. Una hora más tarde, oí su angustia.  Equipado con mi protección mosquitera, la busque en la noche y no la encontré. Por la mañana, la vi con dos pequeños cachorros y luego con cuatro, estando a la espera del punto final.

Solicita, lame mira sus crías con el amor de una madre. Si "éramos pocos parió Charly"

Esta granja, no es un proyecto empresarial, sino una granja autosuficiente, basada en la protección animal, el respeto de la Naturaleza y la producción orgánica.

Es la ilusión de la "Gran rubia", una mujer llena de amor y vida, que la ha convertido en una especie super mama de su particular ONG. No tiene otra explicación, para comprender que la vieja cerda de su porqueriza, viva sus últimos días en el bosque, tras haber dado 10 camadas de cerdos. O, para abundar en el tema, tenga varios perros casi impedidos por la edad o por los accidentes de ruta, o que su gallina de salón venga cada día a por su golosina y nos obsequie con un huevo, o que los cerdos, reciban sus golosinas en forma de dos o tres huevos de su dueña.

Casi una semana ya en la granja, he segado, dado de comer a todas las especies animales, limpiado cuadras, lavado los caballos, regado el jardín y la plantación de 350 arbolitos de caquis, trabajado la huerta, lavado platos, hecho sangría y gazpacho,  vigilado el parto de Charly, lavado y transportado los lechones al bosque cercano y pequeñas actividades de vida, aunque el padre de familia, no se atreva a darme el cometido de castrar los lechones de sus cochiqueras.

He trabajado con la humildad de estar haciendo cosas por debajo de mi experiencia y cualificacion personal; he cuidado de mi sobrino, que se abre a la vida y al futuro, en esta zona europea y aconsejado a 3 helpers franceses en diversos temas.

A cambio, he vivido, he tenido una aventura humana, me he sentido útil y conocido la vida en Bosnia, desde el corazón de una familia.

Es el momento de hacer ahora por ella, algo más acorde con mi bagaje personal. Si sus mentes son suficientemente abiertas y son capaces de armonizar tradición, ecología, racionalidad y mentalidad empresarial, podré aportar una mejor calidad de vida. Ello, sería un punto de felicidad y autoestima personal.

Mi sobrino ha tenido un día completo. A las 7 de la mañana, ya con su primer desayuno puesto, ha bajado a las cuadras. Le libere de la fétida tarea que le correspondía y dio de comer a las gallinas, rego los caquis y cepilló un peludo perro con el que bien se podía hacer un colchón..

Consecuentemente, hube de hacer yo lo penoso y luego, disfrute lavando un caballo. Joven y de sangre caliente, debía ganarle con afecto, que no con fuerza, pero siempre cuidándome de sus patas y de sus dientes. Ganar su confianza, demostrarle quien manda, abrazar su potente cuello, sentir su fuerza y meterme en su bruta conciencia, es un placer, similar al que experimento en el pausado abrazo a un árbol.

Posiblemente, no sea comprendido por los adolescentes mimados, consentidos y llenos de etiquetas de ropa de marca. Esos que se aferran al móvil, siestean  ante la televisión y viven la noche  del calimocho.

Afortunadamente, mi sobrino no es de esos. Empieza a comprender, que hay otro mundo más real, más pegado a la Naturaleza, donde hay que sudar la felicidad, viviendo el momento, disfrutando del trabajo bien hecho, alcanzando la autoestima personal por superar el reto del verano.

He sido testigo de su crecimiento como persona y veo que va derecho a la madurez y la , responsabilidad.

La jornada se termina. Unos rojos tomates rematan su momento al sol. Mañana será su rendición en forma de gazpacho, un plato español, incluido ahora en el menú de la familia Bosnia.  Pero no es la única herencia culinaria que les dejo.

Debo hacer una abundante sangría para la gran familia Helper y los allegados de mis hospedadores.  Para rematar el día, he comprado una inmensa sandía que serviremos muy fría, mientras las francesas ya han hecho una puse de chocolat

Continuara
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    De vacaciones al bosque





                            Ahumadero de carne


    Nave de cultivo hidroponico

                            La Gran Rubia













    El parto
    Haciendo cigarrillos

 
    La llegada de la gallina de Telehuevo
    Cepillando el perro



              Mimos franceses antisolares












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