domingo, 11 de enero de 2015

Half past seven

Me desperté como cada madrugada y continué la lectura del Umbral de la Tierra, de Ken Follet.
Unas mariposas de polilla, se acercaban a la luz de la pantalla y hube de ponerla en modo noche. Pensé que los riesgos de esta casa, eran la lluvia, las polillas y una deficiente  distribución eléctrica.
Tras leer un capítulo del libro, cerré el libro y los ojos. Oí un lejano aullido y me entregué nuevamente al sueño. Una dulce voz, me dijo, “Mijail, is half past seven”
Una fuerza enorme, me pegaba al catre de mis sueños, pero finalmente, me levanté, me enfundé la ropa de trabajo y me atusé con las manos mis cabellos. Ante el desorden de mis pertenencias, cantaba la famosa canción de Manolo Escobar “Donde estará mi peine”, pues arriesgaba el canto del “Raskayú”. Dejaría para otro momento mejor el afeitado de barba medio-semanera, pues requería torso desnudo en el exterior, un vaso de agua, un espejo contra un poyete y un tronco-silla. Aquí todos los hombres se dejan la barba y muchos usan coleta; existe un pañuelo especial, que protege la cabeza y recoge bajo el paño la coleta, para poder trabajar. Pero uno no cambia a estas alturas y yo, ni quiero ni puedo ser un peludo.
Ya en el frío exterior, los incipientes rayos del sol, remarcaban la textura de la tierra y de todas las superficies visibles. Calcé mis botas de goma, recorrí la senda de las ortigas y le di una alegría a mi cuerpo. El paisaje que se veía desde aquél escatológico lugar, era idílico, pues el bosque mostraba una preciosa gama de colores otoñales. Me pregunté entonces, qué posibilidades habría de toparme con alguna alimaña.
Ya aseado, volví a la casa. Veronika me esperaba con un cálido té negro, con miel y limón; un cake sin azúcar hecho por ella, feijoas y unas crujientes láminas hechas de patata con semillas de cereales adheridas. Le dije que ella nunca tomaba azúcar, pero que era muy dulce. Era una broma, pues ya sabía que no comprendía el sentido de la frase. Siempre que lo comentaba, imaginaba que yo imaginaba que ella sabía dulce y le arrancaba su dulce sonrisa.
Escribo estas líneas, mientras el “porchero” llega para trabajar. Habíamos quedado a las 8, pero la puntualidad no parece ser su fuerte. Hoy terminaremos posiblemente la obra y mañana, iremos a bañarnos a una piscina con agua caliente de un geiser. Será un día maravilloso. Estoy acostumbrado a jacuzzis, saunas, baños turcos y chorros de agua, pero aquí, es un placer que ansío tener.
Suena en la casa música de Manuchao, me resulta tan sorprendente como agradable, pero prefiero escuchar las bellas canciones de la Madre Rusia, por considerarlo ahora más auténtico para mí.
Tal vez, las ocas graznen o esta onomatopeya corresponda a otra especie animal, por lo que me invento el verbo cuacquear, que es lo que hacen en este momento. No he visto muchos animales, tan sólo ovejas, cabras, unas vacas, algunos pavos y sobre todo, caballos sueltos y muchas ocas.
En breve, enfundaré las botas y los guantes de trabajo y oiré los sonidos, las músicas, las onomatopeyas  y los quehaceres del día, mientras uso herramientas y me ducho de serrín. Son las 8 y media y la vida me llama al exterior.                                                  
He aprendido la musicalidad del idioma y comienzo a identificar las emociones aunque no hable ruso. “El maestro” recibió en abierto tres llamadas continuas de una mujer. Él se despachaba con varios niets (no),  pero “Armas de mujer”, utilizó sus convincentes tonos de voz, hasta arrancar el dá (si), que le concedió la victoria. Un cercano y potente relincho me sobresaltó inesperadamente; pues un jumento parecía decirle al ruso que no fuera burro y siguiera de caballo.
Ya era un pinche experto: me adelantaba a las necesidades de cada herramienta del maestro, cuidaba de su seguridad y a veces, entre sonrisas, le decía "muniñinia", pues algo así significa “piensa” en ruso. Pronto me hice indispensable y a veces, me preguntaba mi opinión sobre la colocación de alguna pieza.
Observaba los movimientos del lugar; ahuyenté un caballo que podía derribar la motocicleta del maestro, vi el tráfico familiar hacia el aliviadero, las gentes del camino y toda una vida de aldea. Vi pasar a Tasya, la hija pequeña de la casa, a la que he apodado “Culoalviento”, pues suele pasear exclusivamente vestida de cintura a la cabeza.
Pienso en las mujeres de las 4 familias Helpx en las que he estado: la resolutiva ceramista Rachel, Julia la del maple, Kathy la textil de las alpacas y ahora, Veronyka la dulce. Todas diferentes a las que he ayudado con mi mejor voluntad. Es aquí sin embargo, donde la ayuda es más apremiante y donde sufro por la precariedad de su subsistencia.
Me pregunto si marcharé cuál será mi próxima singladura. Sin embargo, antes deberé rehacer mis pensamientos y mis sentimientos, tras la recomposición de mi escala de valores.
Estoy acostumbrado en parte a la situación, pero bien es cierto que cuando despegue en Pegasus Airlines hacia Estambul, haré más llevadera mi preocupación por esta familia. Creo que cuando se vive de cerca la necesidad ajena, no hay corazón bien nacido que no se haga solidario. Uno da prioridad a lo importante y se cuestionan muchos caprichos "tan imprescindibles como innecesarios"; se da un buen uso al agua, los alimentos, la energía en cualquiera de sus formas y en el fondo, se hace uno mucho más maduro, justo y honesto.
He comido un cuenco de cereales cocidos y un par de bastones de pepino sin aliñar. Me muero de ganas de beber una fría cerveza y saciarme de comida, pero no puedo hacerlo ante ellos, aunque solo sea por solidaridad y respeto a quienes me ofrecen su casa con el amor y la dignidad que lo han hecho. Engaño mis ansias con sobredosis de té en vena y me entrego al placer de la escritura.
Es lunes e imagino que los receptores de mis crónicas han leído ya los renglones que envié ayer por e mail. Me siento acompañado por mi gente en la distancia, sabiendo que comparten esta aventura de vivir, que inicié en un loco y osado atrevimiento y está siendo para mí un importante elemento de reflexión.

13 de octubre de 2014.







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