Paseaba mis huesos por el frío, la nieve y el paisaje de Canadá. Era
una aventura humana, en la que el gélido ambiente, hacía aún más acogedoras las
casas y los cálidos corazones de los quebecois del “Je me souviens”, con su
bonita bandera blanca y azul, jalonada por francesas flores de lys.
Chantal y Réjéan, me abrieron su casa y su corazón, en un frío día de
nieve y hielo. Junto al río, en un paisaje de carta postal, se erguía orgullosa
su casita, de color chocolate, desafiando las aguas y ofreciendo a sus
moradores, un lugar y un hogar encantado, de cuento de hadas, donde evocar los
tiempos pasados, vivir el presente y soñar lo venidero.
Era un cálido hogar, de temperatura y de amor, donde se tejía, se
hacían manualidades y se adoraba la música del mítico Bob Marley. El paisaje
invitaba al recogimiento, la expansión visual, la alegría del paraíso
encontrado y la satisfacción del nido logrado.
Una cabaña con la bandera quebecoise, un molino funcionando, una
reproducción de la casa inicial antes de la reforma y una composición de
piedras inuit, evocando la felicidad, remataban el encantamiento del lugar.
Tal era el paraje, que pensé en él, como un lugar idóneo para que las cenizas del futuro final transcurrieran por su cauce, camino del mar, besando alguna
pepita de oro del río, como pequeños tesoros de ambición.
Pero la felicidad tiene su riesgo y debe pagar su tributo. El agua, bien
líquida o en su gélida, blanca y dura manifestación, exige periódicamente sus
títulos de propiedad y ocurre que la casita de chocolate discute ese derecho de
la Naturaleza.
Esta tarde, he recibido una penosa noticia. Mis amigos, han podido
perder su hogar, por un hielo traicionero que salió de su curso habitual y se
llevó por delante la cabaña orgullosa con bandera incluida. Por suerte, la casa
se salvó, pero los corazones de Chantal y Réjean, se duelen del presente y se cuestionan el futuro de su pequeño paraíso.
Recuerdo con nostalgia y agradecimiento el día vivido junto a ellos.
Deseo que mis amigos se recuperen del susto y vean desde su casita de
chocolate, muchos amaneceres, muchas puestas de sol y cuenten muchas veces, muchas
estrellas.
Santander, a 16 de enero de 2014.
Publié le 14 janvier 2014 à 22h06 | Mis à jour le 15 janvier 2014 à 08h56
Une résidence de Compton cernée par des murs
de glace
Samedi soir dernier, pendant que le ruisseau Pratt inondait le
centre-ville de Coaticook, la résidence de Chantal
Lambert et Réjean Chapdelaine a été subitement prise d'assaut
par la rupture d'un embâcle de glace.
La Tribune, Maryse Carbonneau
Compton) Il aura fallu moins d'une demi-heure à
la rivière Moe pour que le niveau ne s'élève d'une dizaine de pieds avant de
recracher sur les berges des murs de glace,
No hay comentarios:
Publicar un comentario