viernes, 14 de diciembre de 2018

Te recuerdo, padre

Querido padre, 

Si vivieras, el 18 de diciembre, cumplirías 104 años, pero un maldito cáncer, al que llamaste con el humo del tabaco, te llevó para siempre.

Me diste la vida, amor y ejemplo. Seguí tu estela, como persona y como profesional.

Te recuerdo padre, cuando me viste con los zapatos rotos en el internado y me los cambiaste por los tuyos.

¿Te acuerdas papá? mamá enloquecía de miedo, cuando me enseñabas a torear en plazas hechas con carros. Yo también tenía miedo, pero tu presencia me serenaba y yo lo superaba con coraje.

Sonreirás desde el cielo, si te digo la emoción que sentí, aquella madrugada, cuando maté, a los 13 años, mi primera liebre. 

Evoco los "momentos chocolatina", nuestra primera cerveza juntos, las lonchas de jamón en papel estraza, allá por la sierra de Sevilla; nuestro primer cigarrillo compartido; nuestras carambolas de billar; las partidas de dominó, juego del que eras un maestro y tantas vivencias más. 

Seguí tus pasos, y luego, volé alto y lejos, a tierras extrañas, de paisajes salvajes de otras lenguas y rezos.

Había seguido tu estela, pero luego, seguí mi camino, olvidando los toros bravos y la caza, pero nunca olvidaría ni tu amor ni tu ejemplo.

Ya padre, me hacía el dormido en el sofá, entonces, me arropabas con una manta de viaje y me dabas un beso. Mi alma de hombre, sonreía disimuladamente, porque le dabas ternura al niño que ya no existía. Lo mismo que tú hacías, cuando también tu padre, arropaba a su niño Leandro.

Intento seguirte, padre, pero no es fácil imitar tu bondad, tu generosidad y tu entrega.También yo arropo mis hijos cuando duermen y ojalá sean algún día, tan buenos como tú; sería mi gran obra en esta vida.

El viento de otoño, ha desnudado los árboles de mi jardín, pero el Ginkgo, reteniene como puede sus hojas, que poco a poco, caen y tapizan el césped como si fueran doblones de oro.

El cáncer tambien arrancó las hojas de tu vida, pero no te borró de mi memoria ni de mis sentimientos

Te recuerdo padre, mientras oigo los tangos y los villancicos que inundaban tu alma.







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