Aquella mañana, asistimos a un mercado. Nuevamente vimos colores imposibles, trajines de vida y exóticas mujeres.
Nos llevaron por largos vericuetos pisando tierra roja, tocando chozas con paredes de adobe y como siempre con techumbres de paja, palmera u hojalata. Observamos mujeres elaborando aceite de palma y también cerveza de mijo, así como hombres destilando vino de palma, para conseguir un aguardiente de bronco trago.
Me interesó más el retrato que la fabricación, aunque probé vino de palma y un chupito de aguardiente.
Un personaje singular, fue Djeladji´Tenía unos 55 años, estaba casado con 4 mujeres, a las que alojaba entre dos casas y tenía 14 hijos, especialmente, con la primera esposa, de credo musulmán. Nos invitó a su casa y le fotografiamos con parte de su familia. Luego, posé con su cartel profesional, en la que se anunciaba como enterrador.
Ángeles y una preciosa pre adolescente
Elaboración artesanal de aceite de palma
Dos bebés de distintas familias
Ante su cartel de enterrador
La primera mujer, de credo musulmán
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