lunes, 2 de septiembre de 2019

Benín. Capítulo 17. Pescadores en el El Gran Popo y visita a Togo

Trabajé como experto en pesca, en Mauritania, Senegal, y Argelia, y también conocí este sector en otros países africanos: Marruecos, Gambia y Guinea Bissau, por ejemplo.

Cuando acudimos al Gran Popo, para ver la pesca en Benín, vi embarcaciones similares a las de otros países africanos, pero no esperaba ver la pesca con red desde tierra.

Fue un maravilloso espectáculo en el que participaba prácticamente toda la población, compartiendo esfuerzo y capturas.

Un cayuco había hecho un semicírculo en el agua con una red, llevando a la orilla uno de los extremos de la misma. Los pescadores, jalaban a continuación de los dos extremos de la red, subiéndola a tierra 

Un pescador, daba golpes rítmicos a una pieza metálica, marcando con su tintineo el ritmo de jalado de la red. Nuestra presencia no fue en principio bien recibida, aunque expliqué al que parecía el jefe, que éramos turistas españoles y que como especialista en pesca, estaba muy interesado en su trabajo.

Nos permitieron mezclarnos entre ellos, e incluso asumimos la experiencia de tirar de la red.  El solidario esfuerzo común, llegó a término con la subida del copo lleno de peces. La pesca era muy variada. Observamos algunas medusas, que habían capturado sus propios peces. 

Disfrutamos enormemente la actividad que acabábamos de presenciar y acudimos a un restaurante para disfrutar de un buen pescado y de una fría cerveza, que con 7 grados de alcohol, nos dejó provisionalmente perjudicados. 

Tras la comida, atravesamos un río en una piragua y aparecimos en Togo sin papeles. Estuvimos unas tres horas visitando una aldea que en nada se diferenciaba de su vecina de Benín. Fue un bonito paseo, aunque estaba incómodo por la situación.

En nuestro safari fotográfico, nos topamos con una togolesa que rechazó inicialmente posar para nosotros, mientras blandía un cuchillo con el que cortaba carne fuera de su casa. Una vendedora de galletas y otra de frutos secos, fueron más permisivas. con nosotros.

Una de ellas, fue realmente simpática y encantadora. Por su  presencia física y su vestimenta, bien podría ser una negra cubana.  

La del cuchillo no paraba de gritar y decidí engatusarla con sonrisas, chascarrillos y picardía. Finalmente, soltó el cuchillo, se me acercó, la sujeté por el hombro y posamos juntos, con gran satisfacción de mi parte.

Minutos más tarde, volvimos a Benín, presenciando unos pescadores locales y una magnífica puesta de sol.

Fotografié a Ángeles con la luna a su espalda, mientras el sol, e su ocaso, iluminó su cara de felicidad.
  
Chozas de pescadores hechas con hojas de palmera.
 Había beninenes, togoleses y ghaneses 



El tintinéo








Pescadores en la orilla de Benín; Togo al fondo

Nuestra piragua
La encantadora togolesa
La del cuchillo
Ángeles, entre la luna y el sol




















Y

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