viernes, 12 de marzo de 2021

Sentado en el calendario

Música de flauta india que evoca la exótica y espiritual Varanasi; té de Ceylán, endulzado con mejicana miel de agave; pies desnudos y algodón blanco en el torso; mar Mediterráneo, sol destellando oro en sus aguas; velero ensabanando un dulce horizonte; banderas ondeando sus colores; lento respirar en paz, con una libertad secuestrada por la tragedia sanitaria.

Barba de dos días; aire a 13 veces por minuto; sonrisa en los labios; mochila ociosa; botas pidiendo senderos; sueños de paisajes cerrados por una pandemia asesina, que roba vidas y sentimientos, que bloquea fronteras.

Aquí estoy, sentado en el tiempo, sobre hojas del calendario que pasan sin aventuras, ajenas a paisajes lejanos de belleza y emociones. Estoy quemando el tiempo de mi vida, de alma viajera, de surcos en la mar, de estelas en el cielo, de huellas en el barro, de flores silvestres, a cuerpo valiente, bajo el sol y la lluvia, cara al gélido viento, inmerso en calores de sudor y moscas o  de húmedos manglares de cualquier parte de un mundo inmenso, para escasos amaneceres aún pendientes. 

Tiempos aún ajenos a la decrepitud de la vida, de corazón cansado pero aún soñador: paisajes de Islandia, migraciones de renos en Siberia, primitivas tribus de Papúa, avistamientos de ballenas, kayaks entre icebergs, colores voladores en selvas tropicales, gorilas de montaña, inmensas cuevas con playas y bosques interiores, geodas gigantes de cuarzos inimaginables, viajes nevados en trineo de perros,...

Tempus fugit¨, la vida se quema y al final de mi trayecto personal, quiero gritar un "Confieso que he vivido", un "Que me quiten lo bailao" y que cuando devuelva a la Naturaleza mi préstamo de carbono, alguien diga, "Supo vivir, supo amar y fue un hombre bueno".

Pero mientras llega el final del final, quiero amor, paisajes y adrenalina; viajar con el alma, la imaginación y los pies, ligero de equipaje, a donde me lleve el viento; a donde haya una sonrisa, un rostro arrugado por el tiempo, un niño preguntando al futuro, una silueta de mujer gestando vida, o ritos y mantras de religiones ancestrales...

Cuando recuperemos la libertad que la pandemia nos robó, llevaré mis 206 huesos a donde la imaginación me ha transportado en el confinado letargo, sentado en el calendario y traeré a mi vida, nuevamente, sudor, pálpitos, ozono y emociones.      

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