lunes, 23 de mayo de 2016

Suiza 2. Sede de las Naciones Unidas

Mi humanidad estaba aplastada contra la cama. Por algún motivo, sentía que la fuerza de la gravedad hubiera cambiado de intensidad.

Ya en pié, vi un día frío, húmedo y triste. Si ayer parecía primavera, hoy me sentía en un falso otoño. 

Era día de paredes y no de paisaje. Me enfundé la parca y dirigí mis pasos a la sede de las Naciones Unidas

Hice cola entre visitantes de todo el planeta. Pocos europeos, muchos chinos, abundantes hindúes y numerosos africanos, me envolvieron entre gentes del color de la tierra.

"Me tocó la china" y nunca mejor dicho. Una guía china, que hablaba en un monótono inglés para el cuello de su camisa, nos llevó a trote cochinero entre delegaciones internacionales que entraban y salían de las salas de debates.

Pensé que nos pastoreaba como suelen hacer con sus compatriotas, en rebaños inmensos, obedientes, disciplinados y sin atisbo de individualismo y libertad.

Primero fuimos a la sala internacional, donde se dan las ruedas de prensa, luego a la segunda sala, que con mucho más enjundia, lucía un magnífico techo, pintado y pagado por España, es decir, por mis impuestos. 

Su color era un hálito de alegría en una sede de los años 40 del S XX, cuyas fachadas tenían un aspecto stalinista.

La tercera sala internacional visitada, tenía unas pinturas lúgubres que en nada demostraba la intención de su autor, de dar ánimos a la sociedad internacional. Sin embargo, en dicho lugar, se habían desarrollado conversaciones de paz tan importantes, como las celebradas entre la India y Pakistán, o entre Viet Nam y Estados Unidos.

Un gran cuadro, mostraba los jirones de la bandera de la sede de la ONU en Iraq, tal como quedó tras un luctuoso ataque a la concordia internacional

Lo mío era un "déjá vu" y pronto me cansé del "borregueo paseante". Me desentendí del grupo y me perdí literal y deliberadamente entre las diversas delegaciones de políticos en misión internacional.

Las cámaras de TV delataban la presencia de personalidades internacionales, pero resultaron desconocidas para mi. 

Me detuve ante una muestra del horror actual. Era un grito a la barbarie y a la maldad de la guerra. Contra todo principio ético y acuerdos internacionales, los contendientes bélicos, bombardean premeditada y reiteradamente las escuelas y los hospitales.

Se trata de desmoralizar al enemigo matándole los hijos y destrozando la vida de los heridos de guerra. Lo vemos en cada telediario y ya hemos aceptado como rutina, lo que es una degradación moral del género humano-

No se trata de efectos colaterales, sino de sangrienta perversidad manifestada por políticos que pisan gruesas alfombras bajo las grandes y fastuosas lámparas del poder.

Son las consecuencias de la escoria dnumana, matando en nombre de una falsa libertad. 

Una señora, que observaba mi emoción ante aquél lamentable espectáculo, me ofreció un rotulador por si quería hacer un graffiti en el muro. Escribí tres cortas frases, en tres idiomas diferentes, con tinta verde esperanza, sabiendo que prima el negro y le pedí que me hiciera una foto como recuerdo personal.
Pour la paix
Por un mundo mejor
Stop the war

En un melancólico y sosegado rincón del jardín, hay una emotiva estatua dedicada a  Mahatma Gandhi, pero eché en falta otras dedicadas a Martin Luther King, Nelson Mandela y Teresa de Calcuta, por ejemplo.

La espectacular exhibición de banderas del mundo, llenaba de color y alegría la entrada principal de la ONU, pero pensé. precisamente, que los intereses de esos colores, han producido millones de muestre sólo en el pasado siglo y que no parece que vaya a cambiar la tendencia en el presente.

Un cañón con un nudo, simboliza, al igual que la pistola de la sede de la ONU en Nueva York, un silencioso grito contra la guerra, pero es pura retórica; un gesto fatuo, un símbolo sin positivas consecuencias.

Al marchar, divisé el edificio de la Cruz Roja Internacional, que lucía en su cumbre, un cartel sensibilizando sobre el virus del Zica.

Deseo terminar este artículo, con un resumen sobre la actividad de la ONU. Los ciudadanos del mundo, observamos con impotencia, que hay numerosas guerras en el mundo y que la barbarie se extiende generando sangre, dolor y muerte. A menudo, pensamos que la ONU es un organismo inútil y sin embargo, sin él, el mundo sería mucho peor.

La ONU

Proporciona alimentos a 90 millones de personas en 75 países
Vacuna al 58% de los niños del mundo y salva 2,5 millones de vidas cada año
Asiste a 34 millones de refugiados que huyen de la guerra o la persecución
Combate el cambio climático
Mantiene la paz con 120,000 cascos azules en 16 operaciones en 4 continentes
En los últimos 30 años,ha ayudado a que 370 millones de pobres en zonas rurales, vivanmejor
Promueve y protege los derechos humanos
Destina 12,500 millones de dólares anuales en ayuda humanitaria de emergencia
Recurre a la diplomacia para evitar conflictos
Promueve la salud materna y salva cada año la vida de 30 millones de mujeres





                                                   





  

                     
           Cuadro con los jirones de la bandera de la ONU, tras un luctuoso ataque a su sede en Iraq

 




















 

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