jueves, 19 de mayo de 2016

Vidas y viudas

¡Cuando el amor surge así de esa manera, uno  no se da ni cuenta! 

Las pupilas se dilatan, el corazón se acelera, el cerebro se nubla, el corazón aduce razones que la razón no comprende y se llega a la fase de embobamiento supino, que dura lo que dura.

Durante este tiempo, otrora solía pensarse en ajuares con sábanas de hilo bordadas y ahora, cada vez más, se piensa en el amancebamiento con derecho solidario de hipoteca.

Cuando una pareja de enamorados, llega a firmar una hipoteca y a comprometer 30 años de sus vidas al pago de sus paredes de seguridad y amor, es el 

"Momento precipicio".

Se encargan las invitaciones de boda y mientras llega el primer día más feliz de sus vidas, se sueña el viaje de novios, se celebran las despedidas de soltería y se suceden promesas de amor eterno.

El día de la boda, los invitados oyen las emotivas y solemnes promesas:  

"Yo te acepto a ti como mi legítimo/a esposo/a, para amarte y respetarte, de hoy en adelante, en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, hasta que la muerte nos separe".

Tras el beso de los novios y el banquete, llega el "al fin solos", al que se entregan con felicidad.

Luego vienen los embarazos, los partos, los pañales, las noches en vela y las angustias de la hipoteca. 

Tras el día a día, la monotonía, el descubrimiento de la "mentira del contigo pan y cebolla", "me duele la cabeza", "me gustan más las croquetas que hace mi madre" y toda la "historia interminable", se llega a la conclusión, de que el matrimonio, es un estado maravilloso, aunque a saber cómo viviría yo ahora si gozara del celibato.

Ya antes de la boda, un alma caritativa, habría dicho a la joven casada:

¿Te vas a casar? ¡Piénsalo bien, con un poco de suerte, te podrás quedar viuda, pero nunca soltera! 

Lo cierto es que se dan toda clase de situaciones: 

"Los que portan la alianza de matrimonio como una condecoración de guerra"

"Los que tienen al marido como un mero plan de pensiones"

"Los que realmente están plena y perdidamente enamorados"

"Los que piensan seriamente, lo de "hasta que la muerte nos separe"

En mi larga vida, he visto de todo. Desde cónyuges que se han dejado morir de pena cuando han enviudado, hasta el punto casi de morirse juntos, hasta los que piensan en el divorcio o esperan pacientemente a vestirse de negro.

Mientras tanto, se pronuncian refranes extraídos de la historia y de la sabiduría popular, que hacen reír, crean esperanzas o simplemente, actúan de válvula de escape, para que no explote la olla a presión, en la que muchas veces, se convierte un matrimonio. No es la primera vez que oigo

  " No discutas con tu mujer; la gente va a pensar que estáis casados":

"Ante la duda, yo la viuda"  "

Aquí estoy, trabajando para el marido de mi viuda"

"Ya ves, mi marido está en el cielo y yo estoy en la gloria"

Es sabido que las mujeres son más longevas que los hombres. Ellas dicen que es porque son superiores o tal vez, porque hasta ahora, apenas han ido a la guerra y los oficios más penosos y peligrosos han sido "cosa de hombres". 

Y no es porque las mujeres no se hayan preocupado por la salud de sus maridos. Ya a principios del siglo XX, las mujeres americanas, se negaban a besar sus hombres, si bebían alcohol.

Hay mujeres que se dejan llevar por slogans, como la que en su momento decía Dolores Ibarruri, "La Pasionaria", "Hijos sí, maridos no", que en su lógica, le llevó a proclamar otra famosa frase, que se acompaña en un testimonio gráfico de este artículo.

No quiero ser malo. Hay miles de mujeres, que una vez viudas, guardan el amor y la ausencia de su amor perdido y se niegan a las posteriores mieles del amor. Eso es tan cierto, como una conocida, que ya viuda, dijo:

"Después de mi marido, nada, pero nada de nada"

Las viudas saben vivir y divertirse mejor que los viudos. Se unen en grupo, se arreglan y casi mejoran con el tiempo, como los buenos vinos, no se niegan a nuevas oportunidades de felicidad.

El saber popular, tiene muchos refranes para muchas situaciones de la vida: suegras y viudas, se llevan parte de los chascarrillos de la gente.

Las costumbres evolucionan y los prejuicios se atenúan, pero siempre habrá frases más o menos felices, que conservarán su vigencia, tamizadas por muchas décadas y generaciones de vida.


 

Resultado de imagen de liga antialcoholica america años 20


                                                     



 
                                                       








                                     La pasionaria había dicho antes "Hijos sí, maridos no" y
                                       parece que encontró la forma para promover la viudez


3 comentarios:

  1. Un viudo recupera su estatus de cazador casi de inmediato, y a nadie le parece mal, "qué va a hacer..., un hombre solo..., normal que busque una mujer..." No busca el amor, busca una mujer que le resuelva la vida.
    Una mujer necesita tiempo para recomponer su vida. Yo al menos, lo necesito.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un hombre solo no siempre busca una mujer que lecresuelva la vida. El hombre tambien busca el amor con mayúsculas.Tras la viudedad o el divorcio es preciso superar el duelo y seguir la vida con respeto al pasado sin negarse a la felicidad.Esta puede alcanzarse en soledad o compartiendo de nuevo el camino.Eso si,las agujas del reloj han de girar,las hojas del almanaque deben pasar y el alma ha de reverdecer como la rosa de Jericó en contacto con el agua de la vida

      Eliminar
  2. Me agarro a la premisa de que el tiempo todo lo cura.

    ResponderEliminar