sábado, 12 de noviembre de 2016

El silencio

1965;Roy Etzel; Il silencio.
La emotiva melodía, ponía los pelos de punta hasta de los calvos.  Aquel éxito musical internacional, movió la sensibilidad de una España en blanco y negro.
Aún quedaban años para que un mundo de colores, tiñera nuestro país de alegría, se cayera el águila de nuestra bandera y el grupo Jarcha, invadiera nuestra piel de toro y nuestros corazones con su "Libertad, libertad, sin ira libertad y si no la hay,  sin duda la habrá."
Antes, los portugueses respirarían un mundo sin cadenas, gracias a su revolución de los claveles, con su melódica "Grandola la morena"
"Habla pueblo, habla" puso música a nuestras urnas en nuestra estrenada democracia. Poco después, llegaron los himnos autonómicos, marcando territorios, afianzando la identidad de los localismos, parcelando nuestros sentimientos y poniendo en duda nuestra identidad nacional en algunos exaltados.
La libertad soportó muchos años de plomo y el trágico sonido del tiro en la nuca. Sonidos fúnebres acompañaban  las lágrimas hacia la paz  de los cementerios  y esporádica e insistentemente, el dolor se apoderaba de nuestra incipiente democracia.
Un ruido de sables, enmudeció nuestras gargantas, con un "Quietos todo el mundo". Aquél sonido, bien pudo robarnos nuevamente los colores  con la vuelta del águila a nuestra enseña nacional.
Fredy Mercury y Montserrat Caballé, asombraron al mundo con "Barcelona" y aquellos Juegos Olímpicos, se clausuraron con "Amigos para siempre"
Llegaron los éxitos deportivos internacionales y nuestro himno resonaba en el mundo mientras nuestros hijos lloraban emocionados durante el izado de nuestra bandera en tierras extrañas.
Nuestro grito deportivo de guerra era "A por ellos". Con él se enardecían nuestros corazones y el sentimiento de país, a pesar de los dientes cerrados de los que quieren romper la nación más antigua de Europa.
La televisión nos metió en casa las canciones de la Operación Triunfo. Aquella. OT,  nos trajo de nuevo la emoción. Adolescentes con hierros de ortodoncia, viejos con bastones, adultos con patas de gallo,...., a todos se nos ponía la carne de gallina, con el lanzamiento a la fama de "hijos de nuestro pueblo"
Paquito el chocolatero, marcaba el ritmo en las pueblerinas fiestas del estío;  "achilipú" , "aserejé" y  "dale a tu cuerpo alegría, Macarena" , nos ponían nervios en los pies y alegría en el alma.
Después vino el "Chiquilicuatre" a darnos un baño de cutrez y atontamiento colectivo.
El mundo siguió girando, nuevas generaciones se adueñaron de las calles y el murmullo de la vida, atronó los sufridos tímpanos en uno de los países más ruidosos del mundo.
Esta madrugada sin embargo, me ha despertado el silencio. Las hojas que aún quedan en los árboles de este otoño, bailan al viento y la luz de la luna, refleja en mi dormitorio su última danza de clorofila
Siento paz y bienestar. El silencio es un gran ruido ausente y mi corazón agradecido, late feliz y adormecido.
Una famosa tonadillera, celebra su salida de la cárcel con su nueva canción " Cuando el sol se acabe" Ese sol que ahora viene del este, para iluminar el día, mientras la gente se despereza, para el bullicio, los ruidos y los afanes de un domingo de nostalgia.
Pronto cantarán los niños de San Idelfonso, marcando el comienzo de las Navidades. Seguirán silbando las balas de muerte en alguna revolución  y los comentaristas continuarán gritando goles por la radio.
La vida seguirá mientras que poco a poco, los que hemos vivido muchos calendarios, iremos dejando el sitio a nuevas generaciones y a inmigrantes de pateras y saltos de vallas, que vienen en busca de un mundo mejor, amenazando nuestra identidad y nuestras raíces, para hacer un mundo nuevo.
Pero hoy es hoy y yo, me he sentido feliz escribiendo para ti, este artículo, desde la cama de mi reposo, de silencio sonoro y sombras movíentes.
Que seas hoy feliz y que siembres de bondad y esperanza el camino de tu vida

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