Un homogéneo gris plomo difumina el paisaje, pero no ha robado el horizonte; tan sólo le ha añadido melancolía. Las palmeras bailan dulcemente y los veleros yerguen quietos con sus mástiles al cielo, listos para nuevas singladuras en libertad.
Estoy en Altea, atalaya del Mediterráneo, desde la que se divisa una ruta de navegación. Por ella pasan grandes barcos desde Marsella, Barcelona, Valencia... con destino al sur, para abrirse en abanico, bien hacia el Canal de Suez o hacia el estrecho de Gibraltar. Buques portacontenedores, petroleros o gasistas, yates deportivos, barcos de pesca, grandes cruceros turísticos, pequeños veleros, kayaks, motos acuáticas,... todos dibujan estelas en la mar. Unos, llevando materias primas y bienes de consumo, otros pescando o facilitando el deporte o llevando turistas ávidos de mirar el mundo.
Estoy en mi balcón, mientras la aplicación "Marine Traffic" satisface on line mi curiosidad náutica. El nombre del barco, su bandera, su imagen, su actividad, el puerto y la fecha de origen, así como el del destino,...
Ello evoca lejanas aventuras y estimula nuevos sueños de vida. No bastan los actuales 16 km de alcance de horizonte, en unos 160º de visión, pues siempre hay un más allá, por pisar, con sus paisajes y sus gentes.
Tengo la mochila cargada de historia, pero aún no he terminado mi proyecto viajero. "No me canso de vivir" y aún desgastado por las sendas recorridas, tengo mucho paisaje por disfrutar.
Cada vez que "cae" un compañero del camino, recojo su testigo virtual, para llevarlo más lejos, como un soldado de la vida, empeñado en poner la bandera de la ilusión en la colina de la senectud.
Es sentirse vivo, con fuerza, amor, música y emoción. Es "Vivir el camino"
Paisajes vividos
Te deseo un muy largo camino, en esta vida que como a todos los de mi edad con los que hablo, cada vez se nos antoja más corta.
ResponderEliminarAsí es, querido amigo, por eso hay que vivir intensamente, disfrutando cada momento.
ResponderEliminarBravo querido amigo
ResponderEliminarSarah de Argelia
Merci Sarah, le bon Dieu te garde
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