lunes, 27 de diciembre de 2021

Islandia. Capítulo 4. Auroras boreales

El cielo ha asustado fascinado, atraído y mostrado grandes maravillas.

He vivido noches de vastos y estrellados cielos en el desierto; admirado las superlunas, las lunas de sangre y las lunas menguantes del hemisferio sur, con sus picos hacia arriba.

He dormido en sábanas de hierba, viendo eclipses de luna y perseidas. Además, he vivido los soles de media noche. 

He triangulado imaginariamente, con la luna, besos desde los caminos del mundo, que el astro reenviaba a un lejano ser querido.

Me he empequeñecido ante un eclipse total de sol y sentido ternura en los ocasos del astro rey.

He admirado los arco-iris, sencillos, dobles o completos, en días lluviosos o en cataratas soleadas. He visto un sundog o arco iris de hielo en 360º, por los fríos campos de Canadá. Esto ocurre cuando la luz se descompone al atravesar los diminutos cristales de hielo.

Me he emocionado ante los fenómenos del cielo y nunca he llorado al no ver el sol, porque Rabindranath Tagore decía, que las lágrimas, no me dejarían ver las estrellas.

Me faltaba ver un arco-iris lunar y observar auroras polares, con sus maravillosas y fugaces ráfagas de colores. 

Jubilado, libre y ajeno al "Síndrome de las personas ocupadas", fui a cazar auroras con la escopeta de los sueños, para sentirme más cerca del Creador y de mí mismo.

Lo intenté enero del 2020 en Abisko, la "Puerta del Norte", en la Laponia sueca. Mirábamos en vano el firmamento, con cuatro ojos, dos vikingos y dos latinos. Un crujido nos alarmó y temimos la presencia de lobos. Preocupados y ateridos de frío, atravesamos con premura una zona boscosa y regresamos al hotel.

Al día siguiente, llegamos a Kiruna tras una gran tormenta de nieve. La negritud estaba estrellada y vimos una tímida "Noche verde", marchando con rústicos caballos islandeses por nevados senderos. Al tiempo, veíamos huellas de ciervos, alces y zorros, que añadían más emoción a la aventura de vivir.

Islandia nos esperaba en octubre del 21 y las auroras polares, eran una posibilidad cierta. Como ya las había "vivido" en Laponia, no estaban entre mis grandes objetivos. 

Todo cambió sin embargo, cuando la "Dama verde", se mostró tímida en el norte y generosa en el sur, con sus variadas formas y colores, pero siempre hermosa y subyugante.

Mis emociones bailaron con el frío, al son de sus caprichos. Aparecía, se escondía y resurgía en otro lugar, arrastrando su bata de colores, por la inmensa negritud del cielo.

Tras disfrutar del espectáculo, deseé saber más de este fenómeno atmosférico. Aprendí que las auroras polares, se producen cuando las partículas solares, llamadas "Viento solar", chocan contra la esfera magnética de la Tierra, que parte de los dos polos y se desplazan por ella, en forma de radiaciones electromagnéticas. 

Las auroras adquieren formas de ondas, rizos, bandas, espirales, etc., que se mueven a gran velocidad.

Los colores de las auroras polares, conocidas como boreales en el hemisferio norte y australes, en el hemisferio sur, dependen de los diferentes elementos sobre los que choca el viento solar. El oxígeno produce colores verdes y amarillos; el nitrógeno, azules, rojos y púrpuras.

"Cazar" auroras polares, no es fácil; requiere, información, suerte y perseverancia. Las primeras horas de las noches obscuras y despejadas del otoño y el invierno, parecen ser las mejores para ello. 

Objetivo cumplido; las había cazado una vez en Suecia y otras dos en Islandia y estaba pletórico.

Islandia me reservaría aún muchas sorpresas, pero estas, las narraré en próximos artículos del blog. 
               
                 
 Superluna                              Luna de sangre
       
Fases de la luna                   Luna menguante 
    
                                              Cometa                         Sol de media noche                                                                                    
                                          Eclipse solar                         Eclipse lunar                                                                                    
                                                   Arco iris                        Noche estrellada 
                                                      
                                              Sundog                              Arco iris lunar                                                                                    

      
Auroras boreales verdes, por influencia del O
     

   
    Auroras boreales con tonos rojizos y púrpuras por  influencia del N  
Fantasmagórica foto personal hecha en larga exposición
                                       En los países nórdicos hay hoteles especiales para
                                   ver las auroras. Está de moda buscar embarazos
                                   bajo el hechizo de "Noches verdes"

 

Dedicado a Gunilla Radberg, a quien debo la maravillosa aventura de conocer Laponia y disfrutar del Gran Norte
































No hay comentarios:

Publicar un comentario