viernes, 24 de junio de 2016

Suecia 4. Los cuernos del norte

Trabajé hasta la madrugada e intenté saber el resultado del Brexit, pero mis párpados estaban emplomados y no resistieron el sueño.

Fuera era ya de día intenso, pero fue una noche aciaga. Lo supe cuando desperté en el día más largo del año y me enteré el resultado del referéndum de UK.

Negros nubarrones se ciernen sobre UK, Europa y cada uno de los que componemos la Unión Europea. Pero nada podía hacer y marché con mi amigo Hans en busca de emociones.

Amo la vida y ya están lejos los años de presenciar como deber profesional, el sacrificio de miles de animales en los mataderos visitados. Ahora, mi gran placer, es hacer caza fotográfica de especies singulares. Uno de ellos es el alce.

He estado pendiente de la visita de alces a la casa, donde se comen las flores y los productos de la huerta de mis amigos, pero no he tenido suerte. Por ello, recurrimos a un parque natural para ver de cerca estos animales.

Hans mi amigo, ya ha tenido dos graves accidentes con siniestro total del vehículo en ambas ocasiones. Una vez, fue al atropellar un ciervo y otra, un alce. Lo extraño es que viendo la corpulencia del animal, no se hubiera matado en el accidente.

Los alces son muy patilargos, precisamente, para marchar con éxito por zonas pantanosas o nevadas. Sus cuernos son enormes y he podido comprobar su enorme peso. Son muy grasientos, para protegerse de las inclemencias del tiempo y a juzgar por mi experiencia, encantadoramente feos.

Sentí emoción al tocarlos, tanto, como al tocar las llamas y alpacas en Canadá o los koalas en Australia.

Gratamente impresionados, fuimos a una fiesta sueca en la que se celebra el día más largo del año, pero esa será ya otra historia.

     
                                                                         Cachorros






























































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