miércoles, 5 de enero de 2022

Mar y viento

El viento da miedo; trabaja las banderas, quiere arrancarlas de sus mástiles y éstas, valientes, flamean sus colores. Las palmeras bailan, se cimbrean continuamente y sus largas palmas, lucen despeinadas en los troncos; no se quiebran, de momento, sino que ceden a su empuje, para recuperarse de nuevo.

El viento silba; los mástiles de los barcos tintinean; el agua rachea y mientras vuela, parece humear escapando de la mar.

El horizonte está limpio, sin barcos, en un verde y bravío mar. Ni siquiera "Juan Salvador gaviota", osaría volar así", pues es un momento temerario, que da  significado al proverbio:

                                                 "Gaviotas en tierra, marineros a la mierda".

Me siento pequeño e indefenso, incluso protegido tras los cristales de mi casa. El mismo sentimiento que se tiene atravesando un glaciar; viendo de cerca el magma de un volcán; pisando las inmensas dunas del desierto; sufriendo un temblor de tierra; atravesando una selva cerrada o adentrándose en las  las entrañas de la Tierra.

No sé si un astronauta cree dominar el mundo estando en el espacio, o bien al contrario, siente aún más la pequeñez del ser humano, ante la grandiosidad del firmamento. 

Coronar una montaña embarga, pero se es nada en su cumbre. Una vez, sobrevolé el Everest y me emocioné ante la cima del mundo. Imagino que quienes hayan sufrido su ascenso, arriesgando su vida, habrán unido orgullo, miedo e insignificancia.

Me sobrecoge el viento, oigo música, bebo te y escribo sentimientos tras los cristales. Es un día hermoso, porque respiro 13 veces por minuto, disfruto la Naturaleza y amo la vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario