sábado, 24 de diciembre de 2016

Tanzania 15. El pupitre

Cuatro maderas en forma de pupitre, son un lujo para muchos niños africanos. Muchas veces, la escuela es un descampado con una pizarra; otras, una simple tejavana.

Son las escuelas pobres, donde millones de niños acuden a recibir educación, para hacer un mundo mejor.

A veces, deben recorrer largas distancias, que pueden tener fieras en el camino, pero van con la ilusión de aprender y prosperar en un ambiente poco propicio.

Muchas veces, están uniformados, siempre son alegres y están llenos de vida. La blancura de sus ojos y de su dentadura sobre la negritud de la piel, es una imagen inolvidable.

Estas escuelas son la promesa de África. El presente reportaje, es mi reconocimiento personal hacia un continente que aún no ha llegado al futuro que se merece.

La idea de este artículo, surgió cuando en un reciente viaje a Tanzania, tuve la suerte y el privilegio de visitar la escuela de un poblado masai y cuando dos semanas más tarde, Eloina, la Presidenta de la Federación de niños del mundo, se interesó por aquella escuela.

A las fotos del poblado masai, he añadido otras imágenes de escuelas africanas captadas en internet. En todas ellas, se observa la pobreza de medios y la grandeza de humildes africanos que aseguran la educación de sus hijos.

No importa que sean animistas, cristianos o musulmanes, lo importante es que adquieran los conocimientos técnicos para el progreso material y los valores humanos, para hacer un mundo más justo y solidario, en paz, en amor y respeto.

El pupitre es solo un instrumento, no siempre testigo del progreso de los pueblos. Lo importante es que la palabra del MAESTRO, en mayúsculas, sirva para formar alumnos útiles y buenas personas, para mejorar la sociedad. 

                                          Poblado masai en el cráter del Ngorongoro, Tanzania

                                                                         La escuela


                                                                  Los alumnos


                                                       El profesor y el jefe del poblado
            Una caja metálica, recoge los donativos de quienes participan en el progreso de estos niños


                                              Sentí ternura entre tanta inocencia negra
 




 


                                                                      El profesor
                  Otras escuelas africanas. Otros niños. Distintas creencias. El mismo sueño de futuro



















  





                                   Marisa y el autor entre alumnas musulmanas a la salida del Ngorongoro

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