Durante su viaje a Benín, Mateo conoció diversas etnias africanas.
Disfrutó de numerosas fiestas con bailes, tambores, colores y licores, que enajenaron sus sentidos. No en vano, estaba en la cuna del vudú.
Un guía del país, le envió un mensaje, informándole de que Harimba, una santera de vudú, había parido mellizos, que él era probablemente el padre y que ella, había desaparecido con sus hijos.
Mateo estaba angustiado y me pidió ayuda. Solo recordaba hechos aislados de aquel viaje. Quería proteger su buena reputación y a su vez, asegurar el bienestar de los niños.
El guía local, me facilitó el programa de viaje de Mateo y fuí a Benín, con mis amigos Francisco y Ángeles.
Fue una larga búsqueda. No la encontramos en los tradicionales mercados, de Ounchi, Glazoué y Parakou.
Tampoco tuvimos éxito en el mercado de fetiches de Bohicon. Un horrible lugar, donde vendían miles de animales vivos para la práctica de la brujería: serpientes, tortugas carnívoras, escorpiones y otras especies, así como cabezas cortadas, garras y otros restos de cadáveres.
Acudimos también, al templo de las pitones, un lugar con decenas de serpientes sagradas, que a veces, se enroscaban en nuestros pies descalzos. Tampoco allí, nos dieron razón de Harimba.
Visitamos los lagos Azili y Ganvié, con su famosa ciudad flotante, pero ni rastro de ella.
Tampoco conseguimos información con los jefes tribales y santones de las etnias tofuni, yoruba, fulani, somba, yom y fom.
Al menos disfrutamos de su hospitalidad, sus danzas y sus licores, procurando que uno de los tres amigos, permaneciera alerta.
Fue apasionante la danza yoruba, la somba y en especial, la danza del Zangbeto.
Un enterrador, nos invitó a su casa. Tenía solo dos mujeres, pero siete hijos con cada una de ellas
Nos aconsejó visitar a un santero, que además de conocer otros brujos, podría consultar sus huesos y semillas, para averiguar el paradero de Harimba.
Para ayudarse en el hechizo, debimos beber una pócima de una garrafa forrada de cráneos de animales.
Nos dijo que Harimba estaba en un poblado de Togo, al otro lado del río.
Colaboramos con los pescadores del Gran Popó a recoger sus redes de pesca. Luego, uno de ellos, nos pasó clandestinamente en una barcaza.
La inmensa fortuna, nos llevó finalmente ante Harimba. Era alegre, hermosa, afable y sencillamente, encantadora. No necesitaba de conjuros y brebajes, para enajenar los sentidos de un hombre. Su vivaracha mirada y su franca sonrisa, eran sus mejores aarms de mujer.
Confirmó que habia yacido con Mateo, durante una fiesta vudú.
Ambos estaban en trance, tras danzar al son de los tambores, beber cerveza de mijo y licor de santero.
Dijo qque sintió cómo la desnudaba con su penetrante mirada y ella dejó caer su túnica, para mostrarle su sinuosa silueta de ébano.
Sus cuerpos bailaron el amor y cayeron exhaustos al amanecer.
A los nueve meses, Harimba parió dos niños y los bautizó Salifou y Zakari, yendo a Togo a casa de una hermana
Informé a Mateo del hallazgo, entregué dinero a Harimba, a indicación suya y le dije que la visitaría Mateo próximamente.
Mateo era ya padre de Violeta, Rosa, Margarita, Wayan, Salifou y Zakari,... por el momento.
Mercado OunchiDanza etnia Yoruba
Etnia Fulani
No hay comentarios:
Publicar un comentario