viernes, 4 de diciembre de 2015

Luna mágica

Me viste nacer una noche de agosto del pasado siglo.

Fuiste testigo de mis caminos de juventud. 
Tu plateada luz iluminó mis primeros sueños de amor, a veces esquivos.

Giras sobre nosotros, mirando cientos de generaciones, dolida por los sufrimientos de las guerras,  muertes y supervivencias, en un mundo hermoso y cruel.

Has plateado el aullido del lobo, el vuelo de la lechuza, los senderos de contrabandistas, la soledad del pastor, los nidos de primavera y las nieves de las cumbres.

Has brillado sobre lomos de ballenas, aletas de peces voladores y velas de barcos en la mar.

Te escondes en la sombra del eclipse, enseñando solo un poco, como las sugerentes damas de atracción de vida.

Te dejas besar, por las nubes de la noche, que tapan con sus velos, tus ojos de mujer.

Con frecuencia, hermoseas el día, coqueteando con el sol, difuminada por su luz.

A veces estás creciente, otras menguante y otras tantas, plena en tu redonda preñez.

Has dado dramatismo y misterio en las noches de aquelarre; has enamorado al toro Amapola que bautizó el mayoral; has dado luz clandestina en noches de maletíllas de hambre y capote; te han hincado en las entrañas, una bandera con barras y estrellas y has servido para medir el tiempo de los pretéritos, con tu calendario lunar

Eras la diosa Isis de los egipcios, eres la pasividad en el Ying y el Yang y el símbolo  del Islam.

Has dado nombre a la Media Luna Roja; apareces en banderas musulmanes y dibujas en cielo, la silueta del muecín en su llamada de madrugada

Has conseguido que los despistados estén en la luna o que a un iluminado le llamen lunático. 

Presenciaste la muerte de Cristo; cada año, fijas con tu estado, la Semana Santa; mueves las mareas de los océanos; oyes los cantos de grillos y ves la luz de las luciérnagas.

Tú que has enamorado tantas generaciones y has jugado con nuestros amores y sentimientos; tú que presencias los sueños, las tragedias y los afanes del mundo,.....

... Recoge la mirada que te mando y reenviarla a mis seres queridos, tan lejos de mis pies en las antípodas y tan cerca de mi corazón. 

Tú que puedes unirnos, baña sus rostros con la luz de tu noche, entre las hojas de los árboles, en tu aparecer hermoso o en tu huida solar.

Diles que les quiero y que les veo en sueños, reflejados en  las sombras de tu geografía.

Borra de mi mente los recuerdos de las malas lunas y dame, hermosa dama, capacidad de amar, de ser mejor y de transmitir felicidad.

Finalmente, ilumina mi rostro macilento, de fin de ciclo, dame paz interior del último momento y recuerda, las veces que te soñé.


Fotografías de la luna, tomadas a pulso sobre el pecho del autor,
en una noche de noviembre, en Coffs Harbour, NSW,
Australia, mientras soñaba con su lejana familia











                                       Fotografías de la luna, no realizadas por el autor







                                                         Ya vuelvo, familia




                                                             Luna de sangre





 
 

                                                               Eclipse lunar


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