viernes, 15 de enero de 2016

Mi mundo entre mujeres. Capítulo 15. "Mi amiga Aiwa"

En la época mas sangrante del racismo, los blancos solían decir que:
                                             
                                                "Las negras son para trabajar;
                                                 las mulatas son  para hacer el amor;
                                                 las blancas son para casarse"

Los negros a su vez, decían:
                                                "También la vaca negra, da leche blanca"

Los mestizos se consideran a menudo, excluidos de los mundos de su progenitores; en algunos casos, odian su condición y son crueles con los indios o los negros de los que en parte proceden.

A veces, se ha puesto en cuestión la actitud de nuestros antepasados con los indios americanos, acusándoles no sólo de destruir culturas indígenas, sino también, de haber vulnerado los derechos fundamentales, de cualquier ser humano.

Cuando las naciones centro y sudamericanas, se independizaron de España, fueron mestizos o criollos, los que mayoritariamente, tomaron el poder, siendo bastante más crueles con quienes les habían conferido parte de su origen nativo que eventualmente, lo hubieran sido nuestros antepasados.

En África, las diferentes etnias africanas, son muy racistas entre ellas. La división artificial del Continente, atendiendo a intereses espúreos de las potencias colonizadoras, dividió pueblos y los mezcló con otros, provocando o agudizando los graves problemas inter- étnicos.

Incluso entre mestizos, existen a veces diferentes consideraciones, atendiendo a la intensidad del color de su piel, no siendo extraño que los más oscuros, llamen a los otros "desteñidos"

Durante mi estancia en Mauritania, conviví con diferentes etnias del país, en el que dicho sea de paso, aunque esté prohibida y oficialmente no exista, persiste la esclavitud.

En la empresa donde trabajaba, había una mestiza encantadora. Se llamaba Aiwa. Creo recordar, que su madre era suiza y su padre maliense. Era hermosa, dulce y buena persona.

A menudo, sufría los malos modos del gerente de la empresa, pues había vivido muchos años en la antigua Guinea Española, hoy Guinea Ecuatorial y se había impregnado de un comportamiento ajeno al respeto de los seres humanos.

Quien desee comprender aquél ambiente, puede ver un hermoso film sobre la vida de los españoles en aquél país: "Palmeras en la nieve" y que recomiendo expresamente.

Volviendo a Mauritania, Aiwa tenía tendencia a vivir con los de su lado negro y no con los de su lado blanco.

Sin embargo, mantenía una gran amistad con mi amiga Marie Claude, a la que ya he dedicado un artículo de esta serie, titulado "La normanda"

Los sentimientos suelen ser correspondidos. Aiwa fue para mí, un ser humano, independientemente de su tono de piel. Nos teníamos bastante afecto y simpatía, pues era blanco, pero nunca la marginé por el color de su piel.

Conservo de ella, una preciosa tela africana que ella tiñó a mano para mí. Periódicamente, abro el baúl de los recuerdos y saco de él objetos de mi historia personal. Impregno mis sentidos de ellos. Tacto, olor y color, evocan una pasada vivencia y me unen emocionalmente con alguien de mi tiempo perdido.

Cuando despliego la tela y veo los colores, me parece ver la sonrisa de Aiwa y me inspira la ternura de una amiga que nunca volveré a ver.

Aiwa, estaba muy delicada del corazón y en caso de crisis, no tenía posibilidades de supervivencia en aquél país.

Aiwa, murió hace ya 4 décadas. Sólo fue mi amiga, pero bien puede aplicarse el siguiente proverbio:

                              "La mujer de la que se enamora un poeta, nunca morirá"

Por esta razón, Aiwa figura en  la serie de artículos, titulada: Mi mundo entre mujeres

Nota del autor: incluiré cuando sea posible en este artículo, una fotografía de Aiwa y otra de su preciosa tela

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