lunes, 18 de enero de 2016

Mi mundo entre mujeres. Capítulo 17. Suegras y nueras

Antaño, antes de la gran difusión de la lengua inglesa, era el francés la lengua de la diplomacia. No en vano, es un idioma que permite expresar con gran facilidad, frases con doble sentido.

Los eufemismos tampoco son ajenos a este idioma. Así por ejemplo, una verruga es un "grano de belleza" (graine de beauté), una suegra es una "bella madre" (belle mère) y una nuera es una "bella hija" (belle fille).

De tal modo, que una persona con verruga, puede estar orgullosa de su garbanzo negro en la mejilla y que una mujer, sea o no físicamente afortunada, es, cuando menos, hermosa cuando casa a su hija o su reciente marido, tiene padres.

Esta deferencia política en francés, va en detrimento de las madres y las hermanas de sangre, dado que quizás por la confianza familiar, se las desposee a priori, del calificativo de belleza.

Los ingleses son más precisos, pues utilizan el calificativo "legal"(mother in law), por ejemplo.

Nosotros, los españoles, somos más directos. Una verruga es una verruga, a la suegra la llamamos suegra y a las nueras las denominamos nueras. Luego, la belleza dependerá de cada cual y a gusto de cada quien, según y cómo.

Mi madre, en tanto que futura suegra, perdía la ecuanimidad a la hora de juzgar la presuntas nueras. Mi suegra antes de serlo, no tardó en escudriñar cada expresión de mi alma. Es normal, que sea así.

Cuando mis hijos eran "cervatillos", tuve que recorrer medianas y largas distancias regionales, para llevarles a intrascendentes partidos de fútbol, pero que para ellos, eran muy importantes.

Crecidos los hijos, me libré del "transporte deportivo", pero debí colaborar en el "transporte romántico".

A veces, debía transportar a mis hijos, hasta su "territorio de ojeo", para recogerlos más tarde. Por algún capricho de la vida, trabajaban las "medias distancias", preguntándome ingenuo de mi, que veían en algunas de las aspirantes "a libro de familia".

Pase bastante tiempo, en idas y venidas, Finalmente, las "bellas hijas", tuvieron orígenes geográficos muy dispares: dos españolas, (una del norte y otra del sur) y una del "sur del sur", ... de Sudamérica y pasaporte italiano.

Usando la denominación inglesa, tendría dos daugther -in- law, y ya en román paladino, tres nueras con todas sus letras.

En una somera descripción, diría, con alegría, que son de sexo femenino, pues en estos tiempos, hay que decirlo, son muy inteligentes, buenas profesionales y lo que es más importante, quieren a mis tres hijos y las dos que me han dado nietos, son excelentes madres.

Llegado este punto, hago constar en acta, que "pulpo no es animal de compañía" y que una perrita pointer, no es mi nieta, por mucho que una "hija bella" me lo diga.

Cada una tiene luego, su propia idiosincrasia personal, sus virtudes y sus defectos, como todo el mundo.

Las dos Saras y Antonella, como así se llaman, son las nueras que forman parte de mi "Mundo entre mujeres". Afortunadamente, con buena presencia y sin "graine de beauté".






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