miércoles, 20 de abril de 2016

Suena el silencio

Dolor de cabeza. Sueño roto. Patitas en alto. Alpargatado. Pantalón viejo de algodón. Metabolismo bajo. España volada, de sur a norte. Soledad y letargo. Fin de viaje,...por ahora.

Buzón lleno. Tarjeta sanitaria europea y muchos sobres de bancos. Frigorífico pidiendo trabajo. Almohada deseando acogerme, en sueño tranquilo, sin latidos de reloj.

Maleta pidiendo jubilación por minusvalia. Jardín pidiendo sudor. Cerezos con flores blancas prometiendo sabor rojo. Renacuajos cabeceando en estanque olvidado. Camelias tapizando el suelo con flores fugadas. Frambuesos desbocados. Margaritas por miríadas en toque silvestre de tierras en verde.

Estoy en casa. Por tiempo corto. Por días calmos a espera de viajes largos. Otra vez. Más bien dos. Uno posible de sur de África y otro previsto de norte de Europa. Calor y templanza de verano. Colores vivos sobre pieles negras de voces portuguesas y suaves tonos sobre  pieles vikingas de susurros suecos.

Momentos de sabidurías de experiencia sanitaria  y tiempos de abrazos de amistades recobradas, tras décadas de historia.

Mi sino es el camino, porque el mundo es muy grande y el tiempo es escaso. Muchas banderas, muchas fronteras, muchas monedas diferentes y muchos sabores besando mi campanilla.

Y siempre con mi venenito de teína, como gasolina de mi vida, como estímulo de un cuerpo cansado, pero que no para.

Y mi blog; besando casi las 20,000 visitas, cifra nunca imaginada, con lectores de medio mundo y del otro medio también. Indonesia, Albania , China, Guatemala y hasta en la misma Siria, tierra de dolor, sangre y muerte, leen los artículos de este obrero de la palabra.

Suena el silencio. Doy cuerda al tic tac. Pongo pilas nuevas al canario que me canta las noticias y lleno la bañera de agua caliente, para sumergir mi piel en bienestar.

Estoy en casa, en la seguridad de la querencia. Estoy en casa, con biorritmos de paz y melancolía. Estoy en casa, dormitando la primavera.

Gracias lector, por hacerme compañía en el blog de los encuentros, de las palabras y los sentimientos.  Allá donde estés, en la oscuridad del anonimato, leerás mis ideas y compartirás conmigo, este mundo globalizado, que no nos pertenece y en el estamos, solo de paso, en un suspiro de vida en la inmensidad de los tiempos.

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