domingo, 31 de julio de 2016

Vacaciones de hijos

Vacaciones, niños 24 horas al día, vitalidad pidiendo marcha, papá me aburro, ¿qué hago? y ... TV u ordenador.

Una alternativa sana y hermosa, es educar a los hijos en el amor a la naturaleza. Ello exige una dedicación de los padres, que puede ser divertida y amable. Son muchos los temas posibles y siempre hay alguna actividad realizable allá donde estéis. He aquí una relación de ellas:

                                             Conocimiento de la naturaleza

Exploración de lagunas. Fauna y flora
Estudio de las algas marinas
Búsqueda de objetos curiosos en la orilla del mar
Recolección de conchas marinas
Observación de aves
Instalación de cajas nidales de aves
Estudio de los pequeños mamíferos del jardín
Investigación de la fauna local
Estudio de los animales de la hojarasca
Terrario de lombrices
Cajas para nidos de abejas y avispas
Cría de insectos
Trampas de pequeños invertebrados,
Estudio de las telarañas.
Medición de altura de los árboles
Calco de cortezas de árboles
Confección de láminas de árboles
Prensado y secado de flores
Colección de rocas y minerales
Colección de fósiles
Grabación de sonidos de animales salvajes
Fotografía de la vida silvestre
Conocimiento de los animales de granja
Conocimiento de los cultivos
Conocimiento de las plantas venenosas
Comportamiento personal en la naturaleza

Los hijos recordarán toda la vida las jornadas de campo junto a sus padres y sabrán valorar y amar la naturaleza.
                                         
                                              Cursos y campamentos de verano

No se trata de continuar las actividades académicas habituales, sino de iniciativas formativas complementarias, que tengan un componente social, lúdico, deportivo o despierten en los hijos un interés concreto, según su edad e intereses personales. Por ejemplo:

Cursos de primeros auxilios, de carnet de conducir, artesanía, pintura, música, granja escuela, cursos de vela, equitación, surf, windsurf, pesca, natación, oratoria, etc.
No olvidemos tampoco cursos de idiomas, campamentos juveniles, etc.

                                                           Otras actividades

Conviene educar los hijos en la responsabilidad y en el compromiso social. Los hijos deben asumir tareas del hogar, como hacer su cama, ordenar su cuarto, ayudar en la compra, ayudar en el jardín o realizar algún tipo de voluntariado. Hay quien “adopta” un anciano y le visita periódicamente para hacerle compañía, visita enfermos, ayuda en un banco de alimentos o colabora en actividades parroquiales o con ONGs.

Evidentemente, las actividades a desarrollar, deben estar adaptadas a la edad de los hijos. En cualquier caso, leer, ya sean cuentos, tebeos, libros de aventuras o novelas, estimulará la curiosidad y el desarrollo personal. Los centros escolares, suelen ofrecer sugerencias de lectura veraniega para cada edad.

Dicen que “aprendemos a ser hijos cuando somos padres y a ser padres cuando somos abuelos”. Soy abuelo y ahora comprendo los fallos y carencias que tuve como padre, por falta de experiencia o por dejadez.

Mis hijos, por ejemplo, me han reprochado que no hiciéramos viajes en familia. Viajaron todos los veranos para aprender idiomas, pero no cubrí la necesidad de viajar juntos, lo que habría unido aún más la familia y ocasionado recuerdos para el futuro.

No debemos culparnos si no tenemos capacidad económica o tiempo suficiente para que desarrollen muchas de las actividades propuestas. Los padres mejor que nadie, conocen sus posibilidades y las aspiraciones de los hijos.

En cualquier caso, deben dedicarles un “ tiempo de calidad”. No es cuestión de comprarles juguetes, sino de jugar con ellos. Juegos de mesa, desarrollo del espíritu de observación sacando conclusiones de la fotografía de un cartel o un periódico...,  siempre debe haber momentos de padres, educación, convivencia y cariño.

Hay muchas posibilidades de llenar positivamente el tiempo de vacaciones. Todo, menos “aparcar” los hijos ante el televisor o permitirles largas horas de ordenador encerrados en su cuarto.

La consigna es evitar la  indolencia, la pérdida de tiempo y  el aislamiento social de los hijos.

“La vida hay que vivirla personalmente” y no debemos ser pasivos espectadores de las actividades ajenas, aunque sea en la pantalla de la televisión.


No hay comentarios:

Publicar un comentario