sábado, 10 de junio de 2017

Etiopía 14. Niños: las sonrisas de Dios

Durante mi viaje por Etiopía, he encontrado cientos de niños por doquier. En los lugares alejados del turismo convencional, allá donde la presencia del hombre blanco es una rareza, los niños me miraban curiosos y extrañados, acudiendo a mí por decenas, como las moscas a la miel

Se peleaban por cogerme de la mano y me acompañaban por todas partes, con espontánea curiosidad. Me ofrecían sonrisas blancas y hermosas, que enseguida bauticé, como "Las sonrisas de Dios"

Algunos habían conocido a otros blancos y soñaban con un caramelo, un bolígrafo o simplemente, una botella vacía, para disponer de un recipiente de agua.

Quizás no debí hacerlo, pero llevaba una gran bolsa de caramelos y quería darles un dulce sabor. En sendas ocasiones, los repartí en la mitad de la aldea. Fue un error. Salían decenas de niños, que me escudriñaban escondidos tras las malezas, las piedras o los árboles y luchaban entre sí por su dulce botín.

Se desataba entonces, el lado negativo del ser humano, en el que la avaricia anulaba otros valores. Los mayores se imponían a los pequeños y acaparaban los caramelos. En las dos veces, sentí lo que les ocurre a los que ayudan a los desplazados en los campos de refugiados, cuando reparten los enseres y las comidas entre los "hijos de un dios menor"

Alguien con la sabiduría del lugar, me dijo que no les diera más caramelos, pues los niños, deben centrarse en la escuela y no abandonar su futuro esperando en las calles, los regalos del hombre blanco.

Pensé entonces, que el turismo, consciente o no, aunque pudiera ser bien intencionado, es una industria muy contaminante, pues crea necesidades donde no las hay y a veces, borra la inocente sonrisa de un niño feliz.

Los niños son el futuro de un país y Etiopía tiene mucho futuro por sus calles y sus campos. Hombres y mujeres de un tiempo venidero, que deberán poner su tierra en el mapa de la modernidad y el progreso.

Paulatina e inexorablemente, estos hijos del presente, crecerán en sueños y frustraciones. Sufrirán las cicatrices de la vida y generarán más vida. 

Vivirán como los de su etnia, ararán los campos con un rudimentario arado tirado por cebúes; portarán mercancías en caravanas de camellos; obtendrán placas de sal en el territorio afar; celebrarán el salto del toro en tierras hamer; sufrirán mutilaciones genitales; portarán pesadas cargas sobre sus hombros o sufrirán hambre, sed, calor,  

Serán portadores de ancestrales culturas y también de viejos prejuicios, que se transmiten de padres a hijos, desde la noche de los tiempos. Se enredarán en historias de venganzas tribales, que se heredan de padres a hijos; serán pasto de accidentes, enfermedades y violencias; o arriesgarán su vida en cualquier recodo del camino, donde pueden toparse con un leopardo o una hiena.

En todo caso, hoy son niños hermosos, en los que el blanco de los ojos y la albura de los dientes, destacan sobre la negritud de su piel, ofreciendo miradas de ternura e inocencia y sonrisas de marfil.

Quiera Dios, que los niños de Etiopía, escriban una página hermosa y fecunda en la historia de su país.

"Dedicado a Addisu y a Dawit, dos preciosos niños etíopes de 9 y 7 años de edad, que fueron adoptados por unos padres españoles que me honran con su amistad".   




























































































2 comentarios: