sábado, 3 de junio de 2017

Etiopía 7. Etnia Dorze

La etnia Dorze vive en las montañas cercanas a Arba Minch, a unos 2900 metros de altitud. Antiguos guerreros, ahora se dedican a la agricultura, la ganadería y la artesanía textil, usando para ello, su propia producción de algodón.

Esperaba verles con cuerpos hermosamente decorados, con sus típicos tocados de cabeza hechos con calabaza, pero en este caso, parece que se ha perdido ya esa tradición.

Nada más llegar, me mostraron las casas típicas del poblado, hechas de bambú y de hojas de falso banano. Son extremadamente altas en relación con su superficie habitable. Son muy longevas y curiosamente, terminan siendo más bajas de su altura inicial. Parece que las termitas van minando su basamento yvan hundiéndos paulatinamente en el suelo.

Las casas tienen un cuerpo central donde se alojan sus moradores y otro lateral donde albergan los animales. Dado que su entrada es a través de la parte central, los animales permanecen seguramente custodiados por sus propietarios durante las horas de sueño.

Cada casa suele tener un pequeño cercado donde cultivan varios falsos bananos. Estos son de vital importancia, pues de ellos extraen una harina con la que fabrican finas tortas que cuecen en bandejas sobre el fuego. Sus hojas valen igualmente para hacer las reparaciones de la vivienda.


Tuvimos ocasión de beber un fuerte aguardiente que siguiendo la tradición, se debe ingerir de un solo golpe. Acusé el lingotazo y lo pasé mal durante unos 40 minutos. Afortunadamente, me negué a repetir la ingesta y a beber posteriormente un vino casero de miel.

Al recorrer el pueblo, vimos zonas extremadamente verdes y sombrías con abundante vegetación y unos charcos enormes de recogida de agua para beber. Estaba turbia y verdosa y nos invitaron a beberla, a lo que nos negamos rotunda y vehementemente.

Una molesta nube de vendedores nos acosó permanentemente, para que le compráramos artesanía de escaso interés. Me resistí a ello y me sentí liberado cuando finalmente salimos de aquél poblado.

Ya a la salida, compré en un tenderete de la carretera, una de manta típica de la etnia Dorze, con preciosos y alegres colores. Junto con la visita de las famosas "casas elefante" de la etnia, son los dos recuerdos positivos de una etnia que ya ha perdido su inocencia y su primitiva tradición.
































































































































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