jueves, 29 de octubre de 2015

Defectillos a la mar

Tengo una tablet junto a la cama. 
Fue un regalo de mis queridas compañeras de trabajo cuando me jubilé.

Nunca olvidaré este regalo. No sólo porque fue la libre expresión de un aprecio personal; también, porque me proporciona mucha distracción en las madrugadas de insomnio.

A veces cae un "sudoku on line", para entrenar las neuronas que me quedan.

Otras veces, leo mis viejos artículos publicados o anoto nuevos títulos y algunas ideas de desarrollo. 

Son momentos de alta inspiración, que debo retener para posteriores trabajos.

Mis artículos, son muchas veces, hijos de noches de desvelos, de silenciosa actividad, que se plasma en palabras que gritan ideas muy diversas.

A menudo, mi autoestima se eleva a cimas altas. Cuando me releo, me lleno de incredulidad.
Así como siempre me maravillo cuando un avión despega de la pista, me parece mentira ser yo quien haya escrito algunos artículos.

Sin embargo, la furiosa actividad literaria en la que estoy inmerso, tiene sus consecuencias.

Las estadísticas de audiencia, dar rienda suelta a la creatividad, plasmarla con el teclado y vivir al mismo tiempo, me provocan estrés y se producen fallos.

En la lectura de textos ya publicados, observo fallos de laísmo, una coma de más o de menos, un tiempo verbal impreciso, alguna palabra repetida,... en definitiva, errores humanos.

Salvo una barbaridad, no suelo corregir los fallos.

Estos, no son más que la demostración de la imperfección de un ser humano.
Además, denotan la autenticidad y la frescura de quién trabaja artesanalmente las ideas y las palabras.

En cierto modo, los pequeños errores, son en mi blog, como los fallos de los nudos en las alfombras hechas a mano. Permiten distinguir las manuales, que valen más, de las trabajadas a máquina.

La presencia de errores en mis artículos, son la demostración de su autenticidad, sin equipos de correctores que corrijan los fallos, quitando tal vez, a las bellas palabras, el alma de su artesano intelectual.

Así pues, querido lector, los defectillos de mis trabajos, los dejo expuestos para siempre.

Nota del autor

No confunda el lector, la existencia de extraños palabros, como errores de escritura.
Disfruto creando palabras nuevas que salen de la profundidad de mi ser y de mi imaginación.

Quizás, la más querida, entre todas ellas, sea la de "Perdimientos", que dio lugar al título de uno de mis artículos.

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