domingo, 1 de noviembre de 2015

Australia. Capítulo 12. Brisbane day

Hoy ha sido un buen dia. 

Compartí desayuno con una judia sefardita, de nacionalidad israelí. Su español era excelente y su opinión de España, aún mejor.

Como estaba previsto, vi a Jenni, la adolescente pelirroja que hace años, se alojó en mi casa.
Ahora, es un espléndida mujer, en la plenitud de su vida, felizmente casada y con dos hijos preciosos.

El encuentro fue hermoso y gratificante, recordando ambos, momentos de hace 20 años.

He fotografiado bonitas flores del jardín donde me alojo y he visto un a gran panorámica de la ciudad.
Señalo aquí, la ternura que me inspiró una niña con cáncer y gotero puesto, viendo el paisaje al sol de la esperanza.

He comido una estupenda paletilla de cordero, en el restaurante Watts.

El nombre no es casualidad.
La antigua estación eléctrica de la ciudad, ubicada a la orilla del Brisbane River, ha sido transformada en un centro social, albergando al menos, dos restaurantes y un teatro.

Atravesamos el río en el ferry y llegamos a la casa de Jenni.
Era un lugar muy bien planificado y lleno de vida. Se notaba el afán de padres y la actividad de los pequeños.

La tarde estuvo llena de evocaciones y de gazpacho mentaloide lingüístico. No en vano, mezclábamos simultáneamente inglés, francés y español, en un espontáneo franpañolgles.

La merienda con velas de cumpleaños y más tarde una copa de albariño, unió alegría con globalización vinatera.

Recuperada la horizontalidad del reposo a oreja planchada, escribo letras de satisfacción por estas horas alegres, para mañana continuar hasta la tierra prometida de clima tropical.

Casi descarto ver ornitorrincos, dudo de los koalas, temo más serpientes,confío en divisar más canguros y wallabies y no descarto reptiles como el que aparece en la foto que incluyo en último lugar.

Ver semejante animal, junto a la silla de bebé de mi querida pelirroja, deja perplejo, da escalofríos y hace pensar, que Australia es tierra de sustos, miedos y peligros, no siendo esta vez, aunque lo parezca, un peligro real.







                   
 

  

 

 








 











 








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