martes, 3 de noviembre de 2015

Australia. Capítulo 14. Un día feliz

Desperté a las 5 de la madrugada, dispuesto a ver y disfrutar del paraíso.

La casa es muy agradable de vivir, sus dueños me distinguen con su amistad desde hace más de 20 años y todo parece indicar días de felicidad.

Un viejo reloj de péndulo, de 1825, justo cuando empezó en mi familia la ininterrumpida tradición veterinaria, a lo largo de cinco generaciones. Dio las campanadas de las 6 de la mañana  

Kate y yo, fuimos a la Mouttonbirds Island. Está unida al continente, por un pequeño puente.
En ella, anidan aves procedentes de Filipinas, que vienen exclusivamente para la reproducción.

Realizan la puesta  bajo tierra. Consiste en un fondo de saco al que se accede mediante un agujero.

Recordé la poesía de Gustavo Adolfo Bëcquer:
Volverán las obscuras golondrinas
a tu balcón los nidos a colgar...

Estas aves, vuelven cada año al mismo agujero, para volver a criar.
Pueden observarse fotos de los agujeros, así como carteles explicando el proceso.

Siguiendo la ruta, primero ascendente y luego ascendente, se llega al final de la isla, donde un banco, te permite mirar la inmensidad del océano.

Más al este y tras sobrevolar numerosos archipiélagos tan exóticos como aislados, como a unas 14 horas de vuelo, se llega al continente americano: 

Al nordeste, la costa oeste de los Estados Unidos: desde California al Estado de Washington.
Al sureste, la inmensa Sudamérica con sangre española, donde se encuentran los países hijos y ahora hermanos de mi atribulada patria

Bajo estas aguas, nadan tiburones blancos, mantas gigantes y sepias gigantes.
Igualmente, desde mayo a noviembre, es posible observar las ballenas, con sus imponentes salidas a la superficie.

Observé un par de barcos de pesca deportiva.

No vi ballenas, pero sí numerosas personas paseando el amanecer, antes de ir al trabajo, o sudorosos fatys en busca de la línea perdida.

Ya de vuelta, tuve ocasión de observar muy de cerca un ibys y más abajo, en zona de playa, numerosos paseantes, con sus perros al amor de las olas en la arena.

Al entrar en la propiedad, vi por primera vez, un "Water Dragon", que tuve la suerte de fotografiar para este blog.

El desayuno consistió en yogur griego, pan de 7 cereales con mantequilla y mermelada de naranja, algunas fresas y arándanos. Un té con leche, me dio el liquido necesario.

Volvimos a salir. esta vez, a una urbanización en los que podría ver de cerca más canguros.
No me decepcioné. Tuve ocasión de fotografiar unos cuántos, aunque ninguno de ellos, tenía su marsupio con un bebé.

Cubierto el objetivo, fuimos a por los dos perros de la casa, que estaban en una perrera, llamada TLC Kennel (Tendre Love and Care Perrera)

El lugar era muy hermoso, con una preciosa plantación de árboles frutales, un enorme lago pleno de nenúfares y sendos pavos reales.

Por la módica cantidad de 500 dólares australianos (300 euros), la pareja perruna, había vivido una semana como en un hotel.

Eran unos perros magníficos, hermosos, dulces, grandes, fuertes y muy bien educados.
Son de una raza desconocida para mi y para la mayoría de los españoles. 

Se trata del Crestado rodesiano, comúnmente denominados en inglés, Rodhesian Ridgeback, musculoso, ágil y veloz (hasta 65 km/hora), principalmente usado para la caza, guarda y compañía.

Tiene como característica, una cresta sobre su espina dorsal, formada por pelos que crecen en sentido contrario al resto del pelaje.

Los cazadores sudafricanos, descubrieron que estos perros, en jauría, eran muy efectivos contra los leones, originándose un segundo nombre para esta raza: "El cazador de leones africano"

Volvimos a casa con la pareja de perros en el coche, Zan, la hembra y Zimba, el macho.

Por la tarde fui a la empresa de Wilson y vi con sorpresa, una fotografía del Acueducto de Segovia y otra del Alcázar.

Paseé finalmente con los perros por la propiedad, que  en sus 7 hectáreas, tiene colinas, un denso bosque y un lago. En el bosque vi un pavo salvaje y en el lago, una familia de anátidas.

Un día prolijo en novedades y satisfacciones, salvo que....

...noté humedad en mi muslo interior derecho.  Vi que tenía sangre y que había una mancha de sangre en el suelo. Una sanguijuela, se me había pegado a la piel y tras inocular su anticoagulante, me succionó sangre.
 













































 
 

 

















Leech o sanguijuela
Resultado de imagen de leech

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