miércoles, 25 de noviembre de 2015

Australia. Capítulo 32. La vie en rose

Paseaba por las calles de Charloteville, en Virginia, USA, cuando vi un antiguo Cadillac pintado enteramente de rosa, con un simpático cartel.

¿Porqué ser normal?

El coche pertenecía a una joven tan rara como simpática, que hacía pensar en qué es la normalidad, quién establece lo que es normal, qué es ser normal y para qué ser normal.

Cada día que pasaba delante del coche, sonreía y me hacía estas preguntas.

Años más tarde, vi en España, una moto vespa, pintada de rosa, también de otra mujer peculiar.

Uno, está acostumbrado a ver los ajuares de bebés, en rosa para niñas y en celeste para niños, lo que implica colores rosas de ropa, pañales, zapatos, mantas, chupetes y toda una parafernalia ad hoc, que incluye hasta las sábanas de la cama y del coche de bebé.

También hubo una vieja moda en mi juventud: la maxifalda, que durante un tiempo, fue de color rosa.

Recuerdo que en la Puerta de Jerez de Sevilla,  junto a los jardines de Cristina y el Hotel Alfonso XIII, las jóvenes paseaban en grupo alrededor de la plaza, con su fuente en el centro. 

Aquello, desde el cielo, debía parecer una tarta gigante, llena de fresas móviles.

Visité una vez, el parisino cementerio de Pére Lachaise, donde se están enterradas numerosas personalidades, como políticos, cantantes, literatos y científicos, por ejemplo.

Hay una tumba, dedicada al auténtico Gorrión de París, una pequeña  mujer, que sufrió y cantó como nadie, emocionando a los franceses y a quienes amamos la música.

Me refiero a Edith Piaf, con su canción, 

La vie en rose
                
Más recientemente, las autoridades sanitarias, promovieron el lazo rosa, como mentalización popular de la prevención y lucha contra el cáncer de mama.

Y en estas estábamos, cuando ayer, yendo al parque Dorrigo, vi unas balas de heno en el campo, envueltas en plástico rosa resaltando sobre el verde exultante del paisaje.

Al llegar a casa, leí que un periódico local, informaba de la decisión de Gary Eichmann, de envolver el heno en plástico rosa, para contribuir, a su modo, en la campaña de prevención del cáncer femenino.

Hermosa y simpática decisión, cargada de optimismo, simpatía y los mejores deseos.





                            






 







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