sábado, 7 de noviembre de 2015

Carta a mi negra

Querida negra,

Hace años que te cuelgas de mi cuello y te tengo cerca del corazón.

Siempre te llevo conmigo en los viajes y me haces compañía. Sin ti, no sería quien soy.

Hemos dormido juntos, en muchos lugares, en muchas ocasiones, en muchas circunstancias.

Estar contigo, es sentir el placer de vivir.

Pocas veces me has fallado y nunca te lo agradeceré bastante.

Juntos hemos estado en tierras africanas, europeas, asiáticas, americanas y australianas.

Me has hecho compañía en los momentos de tristeza, alegría, diversión o aburrimiento.

Ambos hemos tentado la suerte de la vida, y recorrido caminos vedados.

Ambos nos hemos metido en callejones sin salida, de riesgo cierto y hemos salido airosos.

Has sido testigo de mis miedos y ansiedades, de mis euforias e incertidumbres.

Has sido mis ojos en las negras noches y en los radiantes días de luz cegadora.

Eres la memoria de mi vida recorrida, reteniendo para la posteridad las emociones del camino.

A veces, no te he cuidado como te mereces y necesitas. Pero otras, te miro, te acaricio y te mantengo con delicada firmeza.

Gracias por tanta compañía. Gracias por permitirme adentrar en el alma humana, cuando miro contigo las caras de las personas.

Estás cansada, de tanto guiñar, pero sigues inundando mi corazón de un mundo de colores.

Te necesito y siempre te tendré junto a mí, pero tal vez, algún día, busque una nueva compañera, pues contigo, mi querida negra, he debido acercarme demasiado al peligro, porque tú estás más hecha a distancias más cortas.

Hace unos días, recuerdas, tuve contigo un "momento serpiente" de veneno posible y supe que en ciertas ocasiones, hay que ver las cosas con más precaución, pues la vida, mi negra, solo se vive una vez.

Gracias, compañera, gracias cámara Canon G 12.



No hay comentarios:

Publicar un comentario