jueves, 4 de junio de 2015

"Cara de obrero"

Hay un bar junto a mi antigua oficina, que derrocha imaginación y gracia, para vender cupones de la primitiva.

Su clientela es la "clase currante" del puerto de Santander. Estibadores, marineros, pescadores y toda una suerte de trabajadores de la vida, que echan una cerveza, beben un caldo o se jalan un menú.

Es un lugar de humos de fritura, de carcajadas valientes, de chistes fáciles y de fajarse en la realidad del pueblo.

No es fácil encontrar un rico en ese ambiente y salvo hechos inconfesables, la única vía posible que tienen para llegar a serlo, es un golpe de suerte.

No es extraño, que el cupón de la primitiva, sea una puerta de ilusiones, de escapes de pobrezas y de horas de sudor.

Tuve que sonreírme  cuando leí el anuncio en la pizarra:

Bote en la primitiva del viernes: 100 millones de euros

"Se te quita la cara de obrero"

No creo que tamaña fortuna, sirva para afinarle la jeta a un gachó, de manos rudas, grueso vocabulario y risa ensarronada.

Todo lo más, se pondría en manos de un estilista, que le cambiaría la pana por el cheviot, le escondería el tatuaje, le refinaría las encallecidas manos y le llevaría a una peluquería de corte razonable.

Pero el saber, el saber ser y el saber estar, no se gana con dinero.

Eso hay que mamarlo, trabajarlo y conservarlo.

Es como un caldo joven, que necesita una buena madre y tiempo en la barrica.

Vaya por delante, que respeto la clase obrera, porque son seres humanos, porque en la mayoría de los casos, no han tenido otra opción de vida y porque son personas, que pueden darte lecciones de humanidad, integridad, inteligencia natural y solidaridad.

Pero la finura de comportamiento, no se improvisa.

Naturalmente, compré mi sueño de cupón, por dos euros. 

Sólo me ha tocado una vez un gran premio en la ruleta de la vida.

 Era un espermatozoide en busca del óvulo prometido y gané la carrera a trillones de colegas, que tenían el mismo objetivo. Con ello, me doy más que por satisfecho.

Que se repita otra vez la suerte, pero esta vez, con 100 millones, es prácticamente imposible.

Pero dos euros, te permiten soñar, hacer planes y disfrutar con ello.

"Ya sé que el dinero no da la felicidad, pero me gustaría comprobarlo personalmente"

"A mí se me quitaría, la cara de jubilado" y posiblemente, rompería el techo de casa, del salto que diera.

Luego, utilizaría la racionalidad y la tranquilidad, para tomar las decisiones en frío. 

"Si yo fuera rico",

1.- Mantendría absoluta discreción, para evitar  oportunistas, pedigüeños, visitas de bancarios e incluso, riesgos personales, de cualquier miembro de la familia.

2.- Guardaría el boleto en un sitio seguro.

3.- Crearía, con  ayuda jurídica solvente y de confianza, una sociedad familiar, para compartir la riqueza obtenida y pagar al fisco lo indispensable.

4.  Aparentaría normalidad, en mi entorno habitual, sin cambiar el estilo de vida.

5.- Dedicaría una buena parte, a hacer feliz a mis familiares y a la gente más cercana, siempre con el compromiso de la discreción.

6.-  Crearía una fundación, para emplear una parte de la fortuna, en obras benéficas, sin perder el control de su buen destino.

7.- No permitiría que mis hijos, tuvieran una vida fácil, sin lucha, sin estímulos y sin ilusiones. Nada importante les faltaría, pero por su propio bien, regularía el grifo de la fortuna.

8.- Diversificaría los riesgos, no poniendo todos los huevos en la misma cesta y tal como están las cosas, en el mismo país.

9.- Viviría de los huevos y cuidaría la gallina, para que siguiera llenando el nido.

10.- Sería consciente, de que nada puedo llevarme en el sudario, por lo que viviría conservando mis valores humanos, siendo feliz y haciendo feliz a los demás, es decir, siendo una buena persona.

Pero ya ven, este sueño caduca mañana viernes y seguiré teniendo "Cara de jubileta"












  




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