miércoles, 3 de junio de 2015

Tres cárceles

Disfruto de mi felicidad personal, comiendo unos llantos de cerdo, en forma choriza y bebiendo "un pan líquido", como llaman los alemanes a la cerveza.

Tres flores de hortensia, tiñen de rosa mi confort doméstico. Mientras, pienso en tres eventos. 

Mi vida ha sido blanca y con derecho a certificado de penales. Pero he visitado 3 cárceles de 3 países.

La primera vez fue en Mauritania. Tenía 25 años. El país había sustituido el franco CFA por el Ouguiya. La nueva moneda no se podía sacar del país.

Los mauritanos y los residentes extranjeros, no podíamos poseer divisas. Ni siquiera, la de nuestra nación de origen.

El farmacéutico de Nouadhibou, era francés. En un registro policial, comprobaron que tenía francos franceses y fue encarcelado durante una semana.

Le visité en prisión. Cualquier cárcel, es "sufriente", pero aquella era espantosa; un agujero del que no salió hasta cumplir su pena. 

La segunda vez, fue hace varias décadas, en el ejercicio de mis responsabilidades sanitarias y en mi propio país. 

La tercera vez, fue en 1995, en el Estado de Michigan. Una amiga norteamericana, era docente en una cárcel de menores. 

Tuve ocasión de  hablar con los penados, en mi rudimentario inglés. Eran mayoritariamente negros e hispanos, algunos enormes, tanto en peso, como en estatura.

Había asesinos, atracadores, violadores, traficantes de droga, estafadores y toda gama de delincuencia.

Hablé con ellos sobre España, el deporte y sobre mi vida.

Fue una experiencia tan inesperada como interesante y no exenta de emoción.

Las instalaciones eran similares a las de un colegio privado de alto standing español. Piscinas, saunas, polideportivos, amplios jardines, capilla multireligiosa . Además, con alta  seguridad.

No soy jurista, pero tengo criterio, sentido común, experiencia de vida y capacidad de comparar.

Posiblemente, me equivoque al generalizar.

Creo que los países llamados en vías de desarrollo "PVDs",  no siempre ofrecen a sus ciudadanos, suficiente garantía jurídica. En sus cárceles:

"No son todos los que están, ni están todos los que son". Además, las condiciones son frecuentemente infrahumanas.

En los países desarrollados "PDs", hay más seguridad jurídica. En sus cárceles:

"Suelen ser todos los que están, pero en modo alguno, están todos los que son" Las condiciones carcelarias y el trato humano, son relativamente dignos".

En el caso de España, puede haber ciertas consideraciones para algunos apellidos con patena política, folclórica o dineraria. Algunos permisos carcelarios, tienen visos celtibéricos, de morbo periodístico y aplausos del pueblo llano, hacia sus artistas de cuernos o cancionero. 

En la gran potencia norteamericana, "pueden estar más de los que  son y el que la hace, la paga, incluso con su vida". Las condiciones carcelarias, son duras, eficientes y con excelentes infraestructuras"











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