miércoles, 24 de junio de 2015

Mi vida en el desierto. 5ª parte

A veces, me he dejado la barba. Una de ellas, fue en Mauritania. Allí, era un signo de autoridad y de prestigio.

Un mauritano, vino a verme con discreción y me pidió que le preparara una pócima en el laboratorio, para que le creciera la barba, pues tenía un rostro muy poco poblado. No era extraña esta petición:

Los operarios esperaban el transporte junto a mi laboratorio y miraban mi trabajo con asombro. En una ocasión que me estaban mirando a través del cristal.

Añadí a un matraz con agua y fenolftaleína unas gotas de ácido, que le proporcionó un aspecto lechoso. A continuación, le añadí un álcali, hasta virar el líquido a un rojo oscuro.

A juicio de los obreros, había transformado el agua en leche y posteriormente en vino. Eso me dio  prestigio de sabio entre ellos.

En los tiempos libres, compraba la artesanía que podía ver: algunos objetos de plata mauritana, máscaras africanas y diminutas tallas de marfil. También había preciosas telas africanas. En un anterior artículo del blog, titulado "Algún día te querré", narraba por qué, para qué y para quién compré aquellas telas. Lo cierto es que hoy, duermen en un antiguo arcón de los recuerdos, que a veces abro para "mirar el pasado".

Las cabras canarias, eran muy apreciadas para mejorar su ganadería. Tanto, que en uno de los viajes de vuelta desde Canarias, oí un ruido a priori imposible en un avión. Pero nuevos balidos, confirmaron que había jóvenes cabras sueltas, por el pasillo del avión, porque .... aquello era África.

Cabras, ovejas y cebúes, vagaban por la ciudad y sus alrededores. Comían cartón de antiguos envases, chupaban las paredes de las casas y viejas carrocerías oxidadas de coches. No hacían más que ingerir celulosa y compensar sus carencias de hierro y calcio.

Cada trimestre, venía un belga desde el Zaire, para comprar corvinas desecadas, de gran aceptación en aquél país. Le comenté que al salir su mercancía, se me iban los ojos tras las espuma del barco, pues ansiaba conocer la selva africana. Me respondió que estaba llena de alimañas, la humedad era angustiosa y los mosquitos insufribles. Él por contra, valoraba el ambiente seco y los grandes horizontes del desierto.

En junio de 1973, se produjo un eclipse total de sol, siendo Mauritania el mejor lugar del mundo para observarlo. Vinieron científicos de muchos países e incluso, algunos de ellos, siguieron el eclipse desde un avión Concorde, especialmente fletado para la ocasión.

Yo lo vi desde a un acantilado y cuando se hizo la oscuridad, sentí un gran estremecimiento. El aires se enfrió súbitamente y las aguas marinas se agitaron violentamente; sentí miedo.


Nouadhibou en hasanía significa "Tierra de chacales"
Cuando quería ver verde, miraba las algas en marea baja.
Mi ahijado François Xavier, nació en Nouadhibou. Cuando le llevaron a
 Francia la primera vez, tenía miedo de tocar las hojas de los árboles







Carnicería. Se vendía carne de camello, cebú, cabra y oveja
Vendedora de teteras, pulseras y otros objetos de cobre y estaño
Bordado típico de la ropa femenina y masculina

No se concibe Nouadhibou sin la playa.
Lamentablemente, la han convertido en un cementerio de barcos
En los tiempos libres, buscaba objetos
de bronce en los barcos abandonados
Arenisca moldeada por el viento
Yo a los 25 años

Tampoco se concibe Nouadhibou, sin el tren minero.
Era el más largo del mundo: más de 3 km

Atravesaba zonas complicadas. Las vías debían limpiarse de arena antes.








Transportaba mineral de hierro desde Zouerat hasta Cansado
También viajaban mauritanos e incluso dromedarios

A veces, se moría alguno en el vagón o al volcar este con el mineral,
mediante una gran grúa sobre el barco, su cadáver viajaba muy lejos.
En una ocasión, un cadáver llegó a Japón



Puntas de flecha en silex




Hacha de piedra pulimentada
Hachas pulimentadas del neolítico
 y otra tallada del paleolítico
Muestras de arena del desierto
Colección de flechas
Mortero de ónice para hacer pastas de perfume
Mortero de ónice. 40 años más tarde,
mantiene un fuerte olor a perfume
Alfileres para prender las túnicas de las mujeres y collar
Puntas de lanza de hierro, hechas con tornillos
para fijar las vías del tren a las traviesas
Allí inicié mi colección de máscaras africanas

Jarra de madera de palmera pintada
con collares típicos de Mauritania
Cuerno de la gacela
Cofre mauritano con collares de semillas
Tetera mauritana de cobre y estaño
Vasos de té
Pipa de fumar kiffi
El famoso eclipse total de sol de 1973

El mejor momento de observación del eclipse solar, fue en el África Occidental

Viaje del Concorde con científicos a bordo fletado para seguir el eclipse
Científicos a bordo del Concorde
Observación del eclipse desde Nouadhibou 









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