lunes, 26 de enero de 2015

Crónicas marruecas. Octava parte

Daba miedo levantarse. El frío exterior había calado la habitación de altos techos, paredes desnudas y tenue luz. La ropa estaba helada y tirite la mañana.

Baje con cuidado la larga y peligrosa escalera de 21 escalones en una línea y me senté en el vestíbulo del primer piso, frente al ordenador.

Un pájaro silvestre revoloteaba perdido en la sala. Estaba  asustado, pero me regalo su trino antes de desaparecer. Mis amigos dormían. Aún faltaba tiempo para desayunar y enfilar la ruta de Ouarzazate.

Tras un solitario café, rodamos un buen rato según lo previsto, Alex viro en otra dirección en busca de cuarzos. Dos horas después y tras negarse a pagar las mercancías seleccionadas a precios desorbitados, llegamos a Ouarzazate.

Considerada la puerta del desierto, esta protegida por una fortificación, de posibles ataques del sur. La Kasbah, es uno de los atractivos de esta ciudad y un punto fuerte de turismo. Una pléyade de comerciantes asedian a los turistas; la misma historia que en Marrakech.

La ciudad es llamada también el Hollywood africano. Hay empresas cinematográficas, que tienen alli estudios y decorados. Una suerte de Almería en los buenos tiempos, pero en vez de indios, con africanos.

Decidimos seguir camino hacia el siguiente destino. La ruta era espectacular y complicada.  Subimos el Puerto de Tizi- n- Tinififft, de 1660 metros de altura y luego descendimos hasta Agdz. El puerto estaba a la misma altura de los picos nevados, con un paisaje grandioso y desnudo de vegetación.

Nos alojamos en el Albergue Ouriz. Las paredes son de adobe y sus techos de caña. Su decoración es simple y rústica. Los tapices de sus paredes y un pequeño molino manual de piedra, son de claro origen mauritano. No en vano, esta ciudad ha mantenido siempre un contacto muy directo, con los pueblos del sur.

La habitación parece limpia y tiene climatizador, “pero siempre se pueden poner peros”

Un gato no para de maullarnos, pidiendo lo que otros posibles clientes le han acostumbrado, comida. Ha intentado colarse bajo la puerta en la habitación de mis amigos, pero hemos debido rescatarle al quedarse atascado.

Una bandada de gorriones, se ha posado en el recogido patio del albergue. Se pelean entre ellos, revoloteando en las ramas de una bouganvillea,  subiendo o bajando de altura, según su jerarquía dentro del grupo. Presumo que nos despertaran con sus trinos mañaneros, si antes, no lo ha hecho el muecín llamando a la primera oración.

Mauritania, Marruecos, Argelia, Senegal, Gambia, Turquía,..., en todos ellos, he oído la profunda llamada del muecín, pero se aprecian entonaciones diferentes.

Hemos pedido tres tajines y una pastela para cenar. Luego, si es posible, tomare un te a la menta, para no perder la costumbre.

La sensación de bienestar es grande. A la salida, hemos pasado frío mañanero y hecho numerosas paradas, en busca de cuarzos hermosos de distinta entidad geológica. Hemos sorteado vendedores diversos que nos miraban con ojos de Tio Gilito. Nos hemos impresionado con la ruta ya mentada y ahora, descansamos en el silencio de un pequeño albergue, que por su tipo constructivo, no ejerce influencia electromagnética en nuestra naturaleza.

Mañana, recorreremos 266 Km más. Veremos en parte el inmenso palmeral de Zagora, situada al fondo del Valle del Draa y pararemos en Erfoud. El camino estará jalonado de comerciantes de fósiles y minerales. Será una ruta de pequeñas paradas en búsqueda de piezas de colección, para gente que sabe y disfruta con esta actividad

Y yo les comprendo, porque pertenezco a un grupo de coleccionistas de arenas del mundo y tenemos las mismas satisfacciones cuando conseguimos alguna arena especial, por su composición, procedencia geográfica o su carga histórica, por ejemplo.

Pero tengo otra afición. He disfrutado un día más el placer de la fotografía. He captado hermosos y agrestes paisajes, pero mis trofeos de caza mayor, han sido dos fotografías hechas a un vendedor de minerales. Su chilaba, su color de tez, su perfil eminentemente árabe y su pose altanera, han sido para mi, una oportunidad que no he desaprovechado.  Las imagino transformadas en “ fotopinturas” para la galería fotográfica de mi blog. Ya pienso en los fondos y trazos a dar, para resaltar un genuino perfil de gran belleza racial.

Por ligereza de equipaje, he viajado exclusivamente con mi Ipad. No me es posible por tanto, incluir ahora las fotos de cada crónica. Ya en casa y con mi equipo de mesa, podré documentar gráficamente este viaje y exponer las fotos en el blog.

26 de enero de 2015



















































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