sábado, 10 de enero de 2015

Y el sol asustó la noche

El sol asustó a la noche y ésta se marchó. Los primeros rayos de luz, llamaron a mi ventana e iluminaron el inmaculado paisaje exterior.
Mi cuerpo se resentía del duro día anterior. Tras una reparadora ducha caliente, dispuse mi desayuno. Esta vez, fueron tres huevos a la plancha con las últimas gotas de aceite de oliva. Abrí el nuevo paquete de sal, que era de las Marismas de San Fernando, en Cádiz y comprobé que las manidas mandarinas, eran de Marruecos. El benjamín de la familia, hizo sus cinco huevos del desayuno, sobre un buen pegote de mantequilla. No debió parecerle suficiente colesterol y añadió una buena cantidad de queso. En la estantería de la cocina, dos libros disputaban el estrellato: la cocina judía y la cocina mediterránea.
Pregunté a Ana si había nevado; me respondió negativamente y que hacía calor. Efectivamente, la temperatura había subido y el termómetro de la ventana  marcaba 12ºC bajo cero. El trabajo de hoy, debía ser en el exterior y así permanecí casi 5 horas. Haría calor, pero yo tenía los mocos congelados con estalactitas incluidas. En una ocasión, pisé una gran chapa de acero galvanizado para cubrir tejados y me transportó un metro por el helado suelo, para susto de quien escribe. Se trataba de techar una nueva nave de la granja. Los hijos, clavaban sobre el tejado, las planchas que yo les facilitaba.
La sopa de pavo llegó a su fin, pero comer caliente un día más y a cuchara, me reconfortó. La  familia enrollaba las crudas hojas de lechuga y se entregaba a un repetido crunch crunch.
Al mirarles, comprobé que como buenos americanos, comían con una mano encima y otra bajo la mesa. Consideran que poner los codos sobre ella, es una falta de educación y a mí me parece que con su postura, más bien parece que están haciendo dos cosas a la vez y no voy a comentarlo con más detalle.
Son de procedencia judía al 50% y respetan las tradiciones a su manera. Si bien ayer, los animales no fueron muertos por degollamiento, no tienen en la granja animales impuros, como el cerdo o el conejo. Tampoco comen productos del mar, si no tienen escamas. Así, los crustáceos, los moluscos, las anguilas, etc., no tienen sitio en el hogar. Guardan las mondas de las manzanas y de las naranjas para las vacas.
Suelo asociar películas con ambientes concretos. Memorias de África, es inevitable para este continente e Indochina, para Viet Nam.  Canadá, me sugiere Cold Mountain, Colmillo Blanco y Leyendas de pasión, por ejemplo. Sí, definen bien este inmenso territorio. Creo que en Canadá es posible armonizar un gran desarrollo económico, con regiones, donde aún es viable el romanticismo, la aventura, el wildlife y la leyenda.
Marché hacia el lugar de la matanza. Aún quedaban rojos de sangre sobre la albura de la nieve. Los restos habían prácticamente desaparecido. Probablemente, zorros, lobos y coyotes, habían coexistido durante la noche, ante la magnitud del festín. Pensé que la vida es un círculo infinito de vida y muerte; de transmisión de energías de un organismo a otro y que algún fundamento podría aportar el budismo, con su creencia en la reencarnación.
Pero no siempre se hace la transferencia de energía en un ciclo absoluto de vida o muerte. La Naturaleza nos muestra ejemplos de parasitismo y la ¿Humanidad? enseña que los del vértice de la pirámide, se nutren de la energía que entregan a plazos los que están en su base, pero sin muerte previa. Pienso en banqueros, políticos, intermediarios y otros avispados que esperan su oportunidad de medrar a cuenta de los “mermelaos”.
Antes de dormir, me he dado un pequeño paseo hasta el cercano establo. Vacas, cabras y gallinas, se dan calor y vida, marcando sus territorios de poder y dominancia. Los cacareos de las gallinas, los cantos del gallo, los mugidos de las vacas y los balidos de las cabras, son una serenata de vida, que invade los sentidos y nos sumerge en la Naturaleza.
Mientras aquí en la casa, suenan preciosas canciones hebreas, que transmiten alegría y serenidad.  

4 de diciembre del 2013. Las nubes son densas y otra noche está por llegar. Hoy tampoco veré las estrellas, pero mi corazón las verá escondidas entre mis sentimientos. 






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